martes, 23 de julio de 2013

Smoky girl

Autora: Dinosawr (@EarsOfChangmin)
Título: Smoky girl
Número de capítulos: one-shot
Participantes: Joon (MBLAQ) y Sunhwa (Secret)
Género: general, romance
Advertencias: lemon
Autorización: +16
Sinopsis: 

Un depredador sabe cómo conseguir a su presa perfecta.





Solo, entro al club
Probablemente sean las 2am
Ella se sienta en la esquina del bar
y en sus delgadas manos tiene un zumo de limón

Ella era una chica de Humo
Su pelo brilla en la luz
Su triste mirada revela cicatrices



*





La noche acaba de empezar. Apenas son las dos de la madrugada cuando el depredador entra al bar. Alto y esbelto, con una camisa blanca que brilla a la luz negra que cae sobre él y hace resaltar todos sus encantos, llamando la atención de todas las mujeres allí presentes, e incluso de algunos hombres. Esa fiera que se pasea entre la multitud, esquivando las miradas y las insinuaciones de cuerpos voluptuosos y bien servidos, su atractivo rostro luciendo una sonrisa ladeada cada vez que rechaza las tentadoras oportunidades, ya que no hay nada que lo llame verdaderamente.

Hasta que la ve.

Está sentada en la barra y lleva un corto vestido rojo que deja al descubierto unas larguísimas piernas de marfil. La chica no se ha molestado en cubrirlas con medias, la noche es cálida y ella está lo suficientemente segura de su cuerpo, como también indica el escote imposiblemente bajo que descubre gran parte del valle de sus pechos y una leve franja de su sujetador negro. En su mano hay una copa llena de algún líquido desconocido, probablemente alcohol y contrastando con su impoluta imagen hermosa, el maquillaje alrededor de sus ojos está corrido, dándole un aspecto frágil.

El depredador se acerca a ella. Está decidido, será su presa esa noche, su deliciosa presa. Una chica sola y vulnerable no tardará en caer en sus redes.

-Buenas noches, señorita- murmura con voz melosa y atrayente como la miel, sentándose en la banqueta vacía a su lado.- ¿Qué hace una chica como tú en un sitio como este? Y completamente sola…
-¿Qué quieres?- pregunta ella, lanzándole una dura mirada antes de volver a fijarla en su copa.- No me interesas. Largo.

El chico se queda un poco sorprendido por la reacción, pero eso solo aviva su interés. Su mirada felina se transforma en algo peligroso y su sonrisa se ladea más de lo acostumbrado.

-¿Por qué me tratas así? Solo quiero hacer amigos… Ni siquiera me has dejado que te diga mi nombre. Soy Changseon, pero por ser tú puedes llamarme Joon.
-No me importa- bufa ella, dándole un sorbo a su bebida

Joon se arregla un poco el flequillo y llama a la camarera, dedicándole una dulce sonrisa cuando pide su martini.

-Pero que mala educación, señorita ¿Acaso tus padres no te han enseñado modales? Al menos deberías decirme tu nombre, ya que yo me he presentado.

La chica, que no parece de humor para juegos estúpidos, se levanta de su sitio enfadada, con claras intenciones de marcharse. Pero él no lo permitirá, no señor. Antes de que pueda dar un solo paso, la agarra de la muñeca, y sabiendo cómo jugar sus cartas, pone su mejor cara de lástima.

-No te vayas… Por favor… -ante este nuevo tono, la muchacha parece ablandarse. Suspira largamente, y lo mira de forma un poco menos severa.
-Soy Sunhwa…- murmura, arrancando al chico una sonrisa de satisfacción.
-Así me gusta, guapa. Y ahora que nos hemos presentado… ¿Quieres una copa? Yo invito.

Algo cansada por la actitud del chico, Sunhwa simplemente resopla un poco y decidde rendirse. Total, ¿no era eso lo que estaba buscando? Alguien con quien demostrarle al estúpido de su ex que ella era mucho mejor que cualquiera de las guarras con las que se había estado acostando desde hacía meses a sus espaldas. Que puede conseguir a cualquier hombre que quiera. Así que se vuelve a sentar en la banqueta de antes, cruzando las piernas sensualmente y aceptando la copa.

El depredador y la presa han conseguido lo que querían. Joon se siente satisfecho y a medida que pasan los minutos se coloca más y más cerca de ella, pasándole un brazo por los hombros y enterrando la cara en su cuello blanquecino, dando pequeños besos cuando ambos están lo suficientemente borrachos.

No les resulta difícil olvidar que están en un lugar público, y con todo el descaro del mundo se meten mano en aquel rincón apartado y oscuro de la barra donde se encuentran. No son ni las cuatro de la mañana cuando la mano del chico está más allá de cualquier límite aceptable bajo el vestido de Sunhwa, y a ella ya no le importa, pegándose a él sin vergüenza, aplastando su pechos contra su torso hasta que el otro no aguanta más y la agarra de la cintura, tirando de ella hacia la salida.

-Vamos a mi casa- exclama para que la oiga a pesar del volumen de la música que sale de todas partes.

Ya en su coche, Sunhwa recuerda lo que su madre le decía cuando era una adolescente, que no se subiera al coche con desconocidos. Durante unos instantes se plantea lo que le puede llegar a hacer aquel chico, pero ya está tan metida en eso que no puede decir que no. No quiere.

No tardan nada en llegar a casa del chico, y mucho menos a su cama. Joon la besa como si estuviesen en el desierto y ella fuera agua fresca a la vez que forcejea con su vestido. Sus manos, hábiles como ella nunca pensó que serían, están en todas partes a la vez, bajando por su vientre plano o en su espalda, apretándola a su torso ya desnudo. Pasea sus labios por su cuello, bajando por la sensible zona de su clavícula a la vez que le desabrocha el sujetador, apartándolo rápidamente de su cuerpo para poder jugar con sus pechos, no demasiado grandes, pero lo suficiente como para que ocupen enteras sus manos y pueda apretarlos suavemente, haciéndola gemir suavemente de placer.

-Eres preciosa- murmura el depredador, mordisqueando el lóbulo de la oreja, haciendo que se derrita en sus brazos como la mantequilla.

Ella rodea su cintura con ambas piernas para tenerlo más cerca, sintiendo su erección presionar en la parte baja de su vientre y decide que ya no puede aguantar más. Le saca los bóxers sin ninguna dificultad, aprovechando para pasar las manos por su trasero, y el chico termina de sacarle su última prenda para introducirse de una vez por todas en ella.
Ambos gimen al unísono ante la placentera sensación, sus rostros deformados en muecas de placer que sólo los hace más sensuales a vista del otro.

Tenerlo dentro de esa forma es delicioso. La llena por completo, y sin duda sabe cómo moverse y hacerla gemir de forma casi vergonzosa. La embiste una y otra vez mientras lleva la boca a uno de sus pechos, lamiendo el puntiagudo botón rosado que lo decora, haciendo pequeños círculos con la lengua a su alrededor hasta dejarlo duro y sensible, y luego lo muerde con los dientes con saña, logrando que arquee todo su cuerpo hacia él.

Sunhwa le clava las uñas en las caderas, sin saber exactamente dónde sujetarse, extasiada por el placer, pidiendo más en suaves jadeos, mordiendo el lóbulo de su oreja y susurrando su nombre cada vez más seguido, hasta que se corre entre espasmos de placer. Joon no se detiene para darle un momento, sino que se mueve con más urgencia, hasta alcanzar la liberación que tanto desea.

Ambos jadean, tratando de recuperar el aliento perdido por culpa del placer y el esfuerzo. Ella lo mira mientras se peina un poco con los dedos y le sonríe levemente. Ninguno de los dos dice nada. Aquello ha sido solo placer de una noche, probablemente nunca se va a repetir.

Sin embargo, en Changseon se ha quedado grabada la triste mirada de la chica mientras lo hacían, el poco contacto visual que habían tenido. Así que no puede evitar hacer una estupidez. La fiera, suavizada por los efluvios del orgasmo y la belleza de la chica,  le da su número. “Por si quieres repetir alguna vez”, dice, pero con una sonrisa amable y completa. Y para su sorpresa, ella también le da el suyo.

Luego, recoge sus cosas y se marcha con toda su dignidad. Joon la mira marcharse algo embobado. No sabe que dentro de tres semanas ella lo llamará. Porque el depredador sabe ser hábil y atrapar incluso a chicas de humo que desaparecen tras unas horas. Pero a veces comete errores imperdonables. Como, por ejemplo, olvidar ponerse condón.








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