Titulo: Fire
Número de capítulos: One-shot
Participantes: Kray (Kris & Lay de EXO)
Género: AU (universo alterno), Fluff, Romántico, Drama
Advertencias: lemon, lenguaje soez
Autorización: +18
Sinopsis:
"YiXing es un enfermero especializado en quemaduras y Kevin es su obstinado paciente. ¿Podrá YiXing acercarse al otro?"
~.~.~
Camino por los pasillos del hospital rápidamente. Ha sonado mi busca, así que me necesitan. Miro de nuevo el lugar al que quieren que vaya. La unidad de quemados. Entro y me dirijo a la habitación 012. Allí, está el médico especializado en quemaduras, el doctor Park ChanYeol, y unas cuantas enfermeras, yo también era enfermero, pero porque no me había dado la nota para entrar a Medicina, también tenía bastante experiencia en cuidar de las quemaduras, ya que no me asustaban como a las chicas que había allí.
Camino por los pasillos del hospital rápidamente. Ha sonado mi busca, así que me necesitan. Miro de nuevo el lugar al que quieren que vaya. La unidad de quemados. Entro y me dirijo a la habitación 012. Allí, está el médico especializado en quemaduras, el doctor Park ChanYeol, y unas cuantas enfermeras, yo también era enfermero, pero porque no me había dado la nota para entrar a Medicina, también tenía bastante experiencia en cuidar de las quemaduras, ya que no me asustaban como a las chicas que había allí.
Me
acerco a la cama y me pongo al lado del doctor. Hay un chico, más o
menos de mi edad y muy alto, tumbado en la cama. Las vendas lo cubren
casi por completo. Respira lentamente, y algo débil también, apenas
se puede apreciar que se mueve. Si el monitor no diera pitiditos de
vez en cuando, podría pasar por un muerto.
-¿Qué
le ha pasado?- le pregunto al doctor.
-Su
vivienda se quemó- contesta- los bomberos apenas tuvieron tiempo de
sacarlo- explica- el 30% de su cuerpo está quemado y quedarán unas
cicatrices muy feas a no ser que te esmeres- sonríe de lado. Ése
hombre era muy simpático, tenía un gran sentido del humor, pero a
veces era mejor que se quedara callado.
-¿Nombre?
¿Edad?- digo.
-Kevin
Wu- contesta- y es un año mayor que tú, os podréis llevar bien.
-ChanYeol-
advierto sin ninguna formalidad, fuera de allí, somos amigos.
-Te
quiero 24/7 aquí, a su lado- me contesta más serio- eres el mejor
en esto, sólo tú puedes hacerlo volver a la normalidad.
-Está
bien- digo, y todos los que están allí se retiran de la habitación.
Me
siento en una de las sillas que hay allí y suspiro. Se me había
olvidado preguntarle a ChanYeol si el chico tenía familiares o
amigos, pero lo de 24/7 sólo podía significar que no tenía a nadie
y que yo tendría que estar con él las 24 horas al día, los 7 días
a la semana. No me importaba, de todos modos, yo no tenía a nadie
que me esperara fuera de aquel lugar. Mis únicos amigos, trabajaban
conmigo en el hospital.
Me
quedo dormido, con la cabeza apoyada en la cama del chico. Era muy
tarde cuando siento que algo se mueve cerca de donde yo tengo mi
cabeza. Me levanto rápidamente y enciendo la luz. La anestesia que
le aplicaran ya no está haciendo ningún efecto, y el chico se
estaba despertando. Me siento derecho y miro la hora. Son las 3 a.m.,
he dormido cerca de cinco horas. El chico gime con algo de dolor por
el roce de las vendas sobre la piel quemada. De repente, abre el
único ojo que está visible y se sobresalta. Mira a todos lados muy
confundido hasta que me descubre. Se ve asustado.
-¿Quién
eres tú?- pregunta agarrándose a las sábanas.
-Mi
nombre es YiXing- digo con voz calmada. Parece que su respiración se
normaliza y su corazón late con menos fuera, por lo que me indica el
aparato.
-¿Dónde
estoy?
-En
el hospital.
-¿Por
qué?- parecía que todavía no había descubierto sus vendas.
-No
tengo todos los detalles- susurro- pero por lo que me han contado, tu
casa se quemó.
-¿Mi
casa?- pregunta extrañado.
-¿No
recuerdas nada?
-Sólo
recuerdo estar viendo una película… y despertarme a tu lado- noto
cómo mi corazón da un vuelco dentro de mi pecho y no sé por qué.
-Bueno…
eso ya es algo- veo cómo esboza una especie de pequeña sonrisa y yo
también sonrío.
-Sí-
su mano se desliza hacia su cabello y nota algo- ¿qué me ha
pasado?- pregunta.
-El
30% de tu cuerpo se ha quemado- respondo dulcemente. Según ChanYeol,
mi voz amansa a las fieras, y por la mirada que el chico me está
echando, debo intentar ser muy dulce- pero podrás volver a ser como
antes del incendio si confías en mí- noto que me sigue mirando muy
mal- soy experto en esto.
-Fuera.
-Pero…
-¡FUERA!
Salgo
de la habitación antes de que ese chico se abalance contra mí. Ni
siquiera había intercambiado muchas palabras con él cuando ya
parecía que me quería matar. No todos reaccionaban así de mal.
Muchos quedaban en shock, otros se enfadaban, pero ninguno tanto.
Paseo
de nuevo por los pasillos y me encuentro en la pequeña sala de
descanso del personal con LuHan, un traumatólogo. Duerme sentado en
una mala postura. Me coloco a su lado y echo mi cabeza en su hombro.
Necesito pensar un poco en la reacción que ha tenido el chico.
Cuando
me despierto noto que mi cabello está siendo mesado por una mano.
Alzo la cabeza y me encuentro con LuHan acariciándome como si fuera
un animal de compañía.
-¿Ya
estás despierto?- susurra.
-En
primer lugar, mi intención no fue quedarme dormido- le contesto
separándome y apartando su mano de mi pelo- siento haberte tenido
aprisionado y que no pudieras levantarte.
-No,
si no es ningún problema- dice- de ti me podría haber librado-
señala a su otro costado- pero de él no- me inclino un poco para
ver bien y descubro a SeHun, el oftalmólogo, medio abrazado medio
echado sobre él.
-Oh,
ya veo- LuHan sonríe.
-Lo
más probable es que te viera durmiendo conmigo y quisiera
acapararme- susurra- es así de celoso.
-¿Y
quién no?- pregunto acariciándole la mejilla- teniendo un novio tan
guapo yo también me pondría celoso- LuHan es un chico bastante
guapo, y aparenta menos edad de la que realmente tiene. Tiene a tod@s
l@s enfermer@s y médic@s del hospital, loquitos por sus huesos,
pero él sólo tiene ojos para su novio.
-No
soy tan guapo.
-Te
menosprecias- contesto.
-No,
pero…- mueve la cabeza de un lado a otro- tú seguro que tienes
algo que contarme, ¿no?
-No
cambies de tema- advierto.
-Pero
tenías que venir a algo- contesta- todos venís a preguntarme qué
hacer cuando no tenéis ni idea.
-LuHan…
-Lo
veo en tu cara- me dice. Además de ser muy guapo era muy
inteligente.
-Bueno…
es que…
-Ves,
lo sabía- murmura. No le hago caso y sigo con lo que le iba a decir.
-Tengo
un nuevo paciente- susurro- y es… algo brusco- lo miro- él tiene
el 30% de su cuerpo quemado y acaba de sacarme de su habitación a
gritos, no quiere que lo ayude.
-Ya
se le pasará, a todos se le pasa en algún momento.
-No,
él es diferente.
-¿Cómo
lo sabes?- en realidad no lo sabía, pero tenía esa sensación, ése
chico era muy diferente a todo lo que me había encontrado
anteriormente- ¿YiXing?- me vuelvo hacia él- te has quedado en
blanco.
-Perdona,
pero es que pienso en qué hacer.
-Deja
que todo siga su curso- me aconseja.
-Sí,
será lo mejor- me quedo callado unos momentos, pensando, pero lo
único que se me ocurre es que no puedo perder el tiempo- LuHan…-
comienzo, pero, él me corta.
-No
me vas a hacer caso, ¿cierto?- pregunta.
-Cierto.
-¿Y
qué piensas hacer?
-Pues,
la verdad, no tengo ni idea- contesto- el listo aquí eres tú.
-Muy
gracioso- estamos haciendo algo de ruido, y LuHan se mueve, así que,
SeHun se despierta.
-¿Qué
pasa?- pregunta desperezándose.
-Nada,
cariño- susurra LuHan. Se ven muy bien juntos. A veces les tengo un
poco de envidia, pero de la sana. Ojalá yo pueda encontrar a alguien
con quien compartirlo todo y ser tan feliz como ellos.
Me
levanto del sofá y con un gesto les indico que me voy de allí. No
sé dónde ir. En la sala de descanso está la parejita y dónde se
supone que debo estar 24/7 me quieren matar. Doy vueltas y deambulo
por los pasillos. Al cabo de una media hora me veo en la unidad de
quemados, frente a la puerta de la habitación de Kevin.
Suspiro.
Miro mi reloj y veo que son las 6:30 a.m., ChanYeol empieza su turno
en media hora y querrá avances, además, debo cambiarle las vendas y
curarlo. Suspiro de nuevo. A lo mejor, las horas de sueño lo han
aplacado y ahora es un gatito manso con el que se puede tratar sin
ningún problema. A veces soy tan optimista que me asusto.
Cuando
entro a la habitación, me lo encuentro medio tumbado medio sentado,
mirando a la nada. Sin hacer ruido me acerco a la cama y él me mira
con muy mala hostia. Si las miradas mataran yo ya llevaría muerto un
buen rato.
-¿No
te dije que te fueras?- es lo único que me dice, muy cortante.
-Tengo
que curarte… las quemaduras- digo con voz neutra y calmada, no
quiero que me vuelva a gritar. Él no dice nada, sólo me mira- sino
lo hago… no volverás a tener la piel como antes- el chico me sigue
mirando, pero ya no tan duramente. Parecía tener un conflicto
interior sobre qué hacer, ¿matarme o permitirme que lo curara? Yo
preferiría que eligiera la segunda opción, así disfrutaría de mi
vida.
-¿Qué
significa eso?- pregunta.
-¿El
qué?- digo sin comprender a lo que se refiere.
-Lo
de que si no me curas mi piel no quedará igual- ajá, había dado
con su debilidad.
-Pues,
la verdad, sí- contesto- me asignaron a ti porque soy el mejor en
esto y puedo hacer maravillas- sonrío intentando hacerlo sentir
cómodo conmigo, pero sigue muy distante- mira- digo y me siento en
la cama, a su lado- yo sé que todo esto es muy difícil, que debes
estar en shock por lo sucedido y que ahora un tío esté todo el rato
dándote la lata debe ser un coñazo- cuento con voz calmada- pero yo
estoy aquí para ayudarte con todo y darte todo lo que necesites de
mí- ahora me mira con otros ojos, ya no siento como si me fuera a
estampar contra la pared.
-Está
bien- dice después de un rato en silencio y suspira- quiero quedarme
como nuevo otra vez.
-Dalo
por hecho- contesto, y comienzo a curarlo.
Han
pasado dos meses desde que Kevin está ingresado en el hospital. Ya
no está en la unidad de quemados, sino que lo han subido a planta.
Está mejor, mucho mejor. Tiene buen color, come y buen humor, que
eso es lo que más me preocupa. No ha vuelto a ser tan desconfiado
como el primer día, e incluso bromea de cuando en cuando.
Salgo
de esa habitación lo mínimo, sólo voy a mi apartamento para darme
una ducha, cambiarme de ropa y poner una lavadora, así que en un par
de horas estoy de nuevo en el hospital. Duermo con Kevin, no en su
cama, en el sofá que me han llevado a la habitación. Paso tanto
tiempo con él que podría incluso decir que nos hemos hecho amigos y
todo, aunque no lo puedo asegurar con certeza.
ChanYeol
se pasa mucho por allí, tanto para verme como para ver la evolución
de Kevin. Normalmente se pasa el rato haciendo bromas e insinuando
que estamos liados. Él siempre ve cosas donde no las hay, aunque fue
el primero que se dio cuenta de la relación entre LuHan y SeHun,
pero entre Kevin y yo no hay nada.
Estaba
tan en mi mundo pensando en todo que no me había dado cuenta que
Kevin me estaba hablando. Sacudo la cabeza y lo miro a los ojos antes
de hablar.
-Lo
siento- susurro- estaba en otro lado.
-¿Se
estaba bien en ese otro lado?- pregunta.
-Ni
bien ni mal- contesto- ¿querías algo?
-Sí-
de pronto se puso serio- me gustaría ver mis quemaduras la próxima
vez que me cures.
-No
creo que sea producente- le digo como el profesional que era. No
podía dejar que se viera a medio curar o le daría un ataque y me
volvería a sacar de la habitación, de su vida, de mi vida. Pareció
adivinar lo que pensaba por lo siguiente que dijo.
-Prometo
no enfadarme, ni gritarte, ni entrar en shock, ni nada, sólo quiero
ver cómo va.
-¿Tampoco
llorar?- pregunto al ver que no lo ha mencionado.
-¿Tan
malo es cómo para que tenga que llorar?
-No-
digo rápidamente moviendo mis manos para quitarle importancia- es
sólo que no lo has dicho y me ha parecido raro.
-Apenas
lloro- confiesa esbozando una pequeña sonrisa.
-Las
lágrimas, a veces, ayudan a superar las cosas.
-¿Lloras
muy a menudo?
-Sólo
cuando la situación lo requiere- admito. Kevin sonríe- por cierto,
¿de dónde te viene tu nombre?- pregunto- es raro aquí en Corea que
te llames Kevin.
-Bueno,
soy mitad canadiense- dice pasándose una mano por el cabello, que
ahora ya le había crecido un poco- y mitad chino, tú debes ser
chino, ¿no?- asiento- tu nombre tampoco es muy coreano- nos
sonreímos los dos, y sentí, que cada día que pasaba, estábamos
más cerca.
Al
curarlo la siguiente vez y le enseñé como se estaba quedando, tal y
como prometió, no tuvo ninguna reacción mala, sólo me elogió por
el buen trabajo que estaba haciendo con él. Sentí como mi corazón
se paraba y luego continuaba latiendo pasado un rato.
Cuando
salgo del hospital no puedo quitarme de la cabeza sus palabras,
aunque fueran una tontería. Tanto calaron en mí, que tras ducharme
y cambiarme de ropa, me encontré de camino a la joyería que quedaba
cerca del hospital, donde siempre compraba, aunque realmente, tampoco
es que comprara muchas joyas.
Después
de una hora escuchando al vendedor sobre qué cosas eran mejores o
peores, me llevo lo que había ido a buscar y regreso al hospital. La
verdad, no sé por qué me dio por comprarlo. Ni siquiera sabía si
era producente o no el dárselo, pero sentí que era lo correcto.
Minutos
después, estoy recorriendo el pasillo de arriba abajo, deteniéndome
de vez en cuando en frente de la habitación de Kevin. No sabía que
hacer. De repente, en mi caminata, una voz familiar me detiene, al
darme la vuelta veo que es LuHan.
-¿Qué
haces dando vueltas de un lado a otro como un alma en pena?-
pregunta.
-Yo…
es que…- no sé que decirle y me pongo nervioso.
-Venga-
pasa su brazo por mis hombros- tampoco puede ser tan horrible.
-He…
comprado…- inspiro y trago saliva- otro colgante…- escondo mi
rostro entre mis manos, avergonzado.
-Oh-
me dice- ¿hay un nuevo miembro en nuestra familia y no nos lo has
presentado?
-LuHan…-
le reclamo.
-Sí,
no digo nada- contesta- eso no es nada malo, a todo aquel que
consideras tu amigo acabas comprándole un colgante, es como una
manía tuya.
-Ya,
ya sé que es una manía mía, pero…- no sé como expresarle lo que
me pasa, así que opto por lo más fácil, soltárselo de sopetón y
ya- creo que me he enamorado del paciente al que trato.
-¿Del
que al principio era brusco pero ahora ya no?- pregunta y asiento-
¿ése del que apenas te separas?- asiento de nuevo- ¿ése con el
que ChanYeol te está molestando cada vez que os encontráis?
-Sí,
el mismo- contesto algo cabreado por lo que LuHan está haciendo, y
eso que yo tengo tendencia a ser alguien calmado.
-Vale,
no te enfades- sonríe- déjate llevar.
-¿Qué
significa eso?- pregunto sin comprender.
-Quiero
decir- suspira- que si has tenido el impulso de comprar el colgante,
deberías dárselo, siempre que has hecho esto te ha salido bien,
¿por qué debe ser diferente ahora?
-Las
demás veces lo he hecho para un amigo- contesto- esta vez,
sinceramente, no sé realmente para qué se lo daré- cierro mis ojos
para alejarme del lugar, por lo menos mentalmente- no sé si lo
quiero como amigo o como algo más- susurró.
-Pues
entra ahí- abro los ojos mucho- y según lo que sientas nada más
verle, sabrás cómo actuar- LuHan tenía razón, casi siempre la
tenía.
-Está
bien- susurro.
Me
despido de mi amigo y entro a la habitación, sonriente. Kevin me
espera, sentado en la cama, mirando su reloj preocupado. Mi corazón
da un vuelco y sé exactamente qué es lo que quiero. Él me mira y
siento que deja de latir.
-Hola-
susurro, no sé ni cómo he podido hablar.
-Hola-
contesta él- ¿dónde has estado?- pregunta- me tenías preocupado,
no sueles tardar más de dos horas y hoy tardaste el doble-
escucharle decir que estaba preocupado por mí fue como si todo en mi
mente se aclarara.
-Pues…
es que…- comencé a titubear y Kevin me indicó que me sentara con
él en la cama. Cuando lo hice me pasó el brazo por los hombros tal
y como había hecho LuHan, pero ésta vez, mi corazón comenzó a
latir con un ritmo desenfrenado.
-Puedes
contármelo- dice- si quieres, claro.
-Claro
que quiero- sonrío- me gustaría darte algo- me retuerzo un poco
para sacar el colgante del bolsillo delantero del pantalón.
-¿A
mí?- pregunta algo sorprendido.
-A
ti, sí, no hay nadie más en la habitación- sonrío y le enseño el
colgante del dragón. Veo cómo sus ojos se abren por la sorpresa,
luego me mira cómo pidiendo permiso para poder cogerlo y asiento.
Kevin coge el colgante y lo observa detenidamente con una sonrisa en
sus labios, la más amplia que le he visto hasta ahora.
-¿Por
qué?- susurra.
-Por
ser un buen paciente- veo que su sonrisa se borra y confirmo que a lo
mejor también siente algo por mí- por ser un gran amigo- ahora
sonríe triste- y porque siento algo por ti- sus ojos comienzan a
brillar y se abalanza sobre mí para besarme los labios con
desesperación. Nuestros labios se amoldan a la perfección en ese
beso húmedo y excitante que muestra que nuestros sentimientos son
correspondidos.
-YiXing…-
susurra al separarnos por la falta de aire, aunque nuestras frentes
se están tocando- yo también siento algo por ti- me vuelve a besar,
pero esta vez es suave, lento, calmado- ¿me puedes colocar el
colgante?- pregunta sobre mis labios.
-Claro-
me da el colgante y se lo paso por el cuello rozando con mis dedos su
sensible piel y tras abrocharlo, le doy un pequeño beso en el hueco
de la clavícula. Kevin toma la figura del dragón y la mira
detenidamente de nuevo, embelesado.
-Es
precioso- susurra. Es dragón es de plata, al igual que la fina
cadena de la que cuelga, y su ojo es verde esmeralda. Por lo que me
ha costado supongo que puede ser una esmeralda de verdad, pero
tampoco le echo muchas cuentas, su voz me saca de mis pensamientos-
¿por qué un dragón?- pregunta.
-Porque
tú eres como un dragón- le contesto- fiero y hermoso, a la vez que
noble- me sonríe y me mira a los ojos fijamente, como intentando
averiguar si es realmente lo que pienso.
-¿Siempre
te das cuenta de cómo es la gente en poco tiempo?- pregunta mientras
me abraza y me coloca bien a su lado.
-LuHan
dice que tengo un don para ello- contesto.
-¿Quién
es LuHan?- dice algo ¿celoso? Sonrío.
-Él
es un médico de este hospital y un muy buen amigo- le doy un beso en
el cuello- tiene novio- aclaro para aplacar a los posibles celos.
-Hum-
se limita a responder de modo neutro. Sonrío de nuevo, es como un
niño pequeño.
-A
todas las personas que me importan les he regalado un colgante que
los define- continúo- a Minako, una amiga de la Universidad le
regalé una estrella, a LuHan un ángel y un demonio unidos por una
flecha, a SeHun, su novio, un tornado y a ChanYeol, un fénix.
-Dime
los porqués- pide Kevin y yo comienzo a explicarle los significados
de cada colgante.
-Una
estrella, porque Minako brilla con luz propia- digo- un ángel y un
demonio, porque LuHan aunque tenga una apariencia angelical, en su
interior es todo lo contrario- continúo- un tornado para SeHun,
porque su personalidad es muy cambiante, brusca y muy revuelta; y
para terminar, el fénix de ChanYeol, porque es una criatura única.
-Dirás
persona- corrige.
-No,
no, criatura- reímos durante un buen rato, Kevin estaba muy feliz,
yo también, y apenas sin darnos cuenta, nos quedamos dormidos,
abrazados echados en su cama.
Al
día siguiente, caminábamos por los pasillos del hospital para que
comenzara a dar paseos más largos, ya que la habitación se le había
quedado pequeña. Al principio le costó caminar, ya que al andar, le
rozaban las quemaduras. Pero ahora que ya estaban medio curadas, no
tenía ningún problema.
Lo
guío por todo aquello y le indico donde estaba cada cosa, hasta que
mi busca comienza a sonar. Hacía tiempo que no sonaba, así que
supuse que sería algo muy importante.
-Perdona-
digo- me necesitan- me giro y lo encuentro a escasos centímetros de
mí.
-No
pasa nada- contesta medio sonriendo. Me da un beso en la mejilla y se
aparta de mí revolviéndome el cabello. Lo veo alejarse hasta que
dobla la esquina. Casi sin ser consciente siquiera de mis actos, noto
que me sonrojo y toco con la yema de mis dedos el lugar dónde él me
besó.
-Disimulad
un poquito- escucho decir a ChanYeol y me giro rápidamente. Allí
estaban él, LuHan y SeHun, todos mirándome burlonamente. Les pongo
mala cara.
-No
tengo tiempo para tonterías, mi busca ha sonado- les digo y ellos se
ríen- ¿qué?- pregunto.
-Era
una estratagema para separarte un rato de tu amado- me contesta
ChanYeol.
-¿Qué,
qué?- digo indignado, muy indignado.
-Tenemos
que tener una reunión- explica LuHan al ver pasar a unos cuantos
compañeros por allí.
-Sí,
no te escaquees- remata SeHun, y antes de que me de cuenta, entre los
tres, me llevan hasta el despacho de ChanYeol.
-Queremos
que nos lo cuentes todo- dice el más alto emocionado una vez nos
hubo encerrado allí para que no me escapara.
-LuHan…-
lo miro y él agacha la cabeza. Había sido él al que se le había
soltado la lengua, más que nada, porque nadie más lo sabía.
-Lo
siento- susurra- pero SeHun es tan adorable, que no puedo decirle que
no.
-¿Y
eso que tiene que ver?- pregunto.
-Pues…
me preguntó porque nos vio hablando… y…
-Vale,
está bien- contesto- de todas maneras os lo iba a contar, no
inmediatamente, pero sí cuando estuviera seguro de todo.
-No,
si nos lo vas a contar- dice SeHun- tenemos curiosidad- los otros dos
asienten ante sus palabras. Los miro durante un buen rato, pero ellos
no dan su brazo a torcer. Al final, avergonzado, lo cuento.
-Pues…
ayer nos… declaramos…
-¿Sois
novios?- pregunta ChanYeol.
-No
lo sé… sólo… le dije lo que… sentía…- coloqué las manos
sobre mi cara, ocultándola. Tenía mucha vergüenza en esos
momentos, y no lo arreglaba el hecho de tener a tres tíos sacándote
información.
-¿Lo
habéis hecho?- pregunta SeHun.
-¡SeHun!-
advierte LuHan.
-¡NO!-
grito yo y todos se vuelven hacia mí- ¿cómo íbamos a hacerlo?
-Pues…
su cosa se mete por tu agujerito- aclara el pequeño.
-¡SEHUN!-
gritamos todos.
-No
hace falta que des detalles- digo poniendo caras raras. Me había
imaginado a Kevin metiéndomela, y, me gustaba la situación, pero no
podía demostrarlo.
-Exacto-
sigue ChanYeol- además, no sabes si YiXing será al que se la metan
o el que la meta.
-Eso
se denomina uke o seme- contesta SeHun.
-Oh,
vaya, no sabía eso- comenta el alto.
-Claro,
como no eres gay no sabes de estas cosas- dice LuHan metiéndose en
la conversación.
-Por
cierto, ¿quién sería el seme y el uke en esta relación?- pregunta
interesado. Antes de que la conversación siga decido pararlos. No
soy virgen ni nada de eso, he estado con varias mujeres, pero no me
gusta hablar de sexo.
-¡Hey!
¿¡Que sigo aquí!? ¿Podéis dejar de hablar de “eso”?
-Ni
que fueras virgen- dice ChanYeol- porque mi novia antes salió
contigo, que si no, lo creería- era verdad, Minako, mi novia de la
Universidad, lo dejamos y ahora está con ChanYeol.
-Muy
bien, dejemos el tema- paso de ellos, estoy harto. Me levanto.
-Pero
nos tienes que contar muchas cosas- dice SeHun.
-No
ha pasado nada, así que, no hay nada que contar.
Salgo
del despacho y los dejo allí refunfuñando. Eran muy buenos amigos,
pero a veces se pasaban. Tengo un gran conflicto interior, y ellos no
paran de dar la vara. Antes me gustaban las mujeres, pero mientras
estaba con Minako, me empezaron a atraer los hombres. Lo malo era que
no había estado físicamente con ninguno de los chicos con los que
había salido. Sinceramente, tenía algo de miedo. Pero acabábamos
de declararnos, no podemos tener sexo inmediatamente después de eso.
¿O sí?
Los
días pasan y Kevin se está curando, en poco tiempo le darán el
alta, pero yo no quiero separarme de él. Me he acostumbrado a estar
cada segundo de mi vida junto a él. Unos días después de
declararnos aclaramos lo que éramos, dos chicos que sentían cosas
el uno por el otro, pero cada día que pasaba, me daba cuenta de que
esos sentimientos eran eso llamado amor.
Nunca
salió el tema de acostarnos juntos, digo, tener sexo, dormir
dormíamos juntos cada noche. Kevin me abraza fuertemente, no quiere
que me vaya a dormir al sofá ahora, prefiere tenerme cerca de si.
El
día más temido por mí, llegó. Tenía que llegar, ya lo sabía,
pero no quería que nunca llegara. Me llaman para que firme el alta
de Kevin. Ya está completamente curado de sus quemaduras, he hecho
un gran trabajo, no se nota nada la zona que se había quemado. Voy a
la habitación con unos cuantos de papeles en las manos y entro
totalmente desanimado. Kevin se da cuenta enseguida de que me pasa
algo.
-¿Qué
sucede?- pregunta haciéndome hueco en su cama y me siento junto a él
antes de responder.
-Mañana
por la mañana te dan el alta- digo con voz neutra. El silencio se
instaura entre nosotros. Sé lo que pensamos ambos. ¿Qué será de
nosotros cuando Kevin salga del hospital? De repente, noto que me
abraza y me pega a él. Toma mi cabeza entre sus manos y me da un
beso en la frente.
-Quiero
proponerte algo- susurra y me mira a los ojos muy fijamente- quiero…-
se ve nervioso, aunque sigue mirándome, siento su cuerpo temblar un
poco y sus mejillas están algo rojas. Las mías deben de ser un
huerto de tomates maduros- yo… quiero…- al final no puede mirarme
y oculta su cara en mi hombro- quiero…- respira hondo, supongo que
está encontrando las palabras adecuadas- hagamos el amor- se separa
de mí para ver mi reacción, yo sólo atino a asentir con la cabeza.
Nos
encontramos de rodillas en la cama, muy cerca, mirándonos a los ojos
y respirando con dificultad. Sus manos comienzan a desabrocharme la
camisa blanca del uniforme. Con cada botón que desabrocha, va
tocando suavemente la parte de piel que descubre poco a poco,
provocándome escalofríos que recorren cada parte de mi cuerpo
haciéndome estremecer.
Mi
camisa vuela fuera y mientras él se concentra en rozar mi cuerpo con
la yema de sus dedos, yo intento que mis manos no tiemblen a la hora
de quitar la camiseta roída que usa como pijama. Agarro el filo de
su camiseta y tiro de ella hacia arriba. Kevin para de tocar mi
torso y sube los brazos, haciéndome más fácil esta tarea.
Dejo
que me recorra lentamente el cuerpo con sus manos y yo hago lo mismo
con el suyo. Defino las miles de cicatrices casi invisibles que el
fuego dejó y lo siento estremecer. Salvo la poca distancia que nos
separa y ataco sus labios. Sus labios carnosos que se mueven a la par
que los míos y que parecen haber nacido para ser besados por éstos.
Comienza siendo suave, armonioso, pero después se torna fuerte,
desesperado. Su lengua lucha con la mía en una batalla que tiene su
fin al separarnos para coger aire.
Nuestras
frentes descansan juntas. Nuestras respiraciones se mezclan. Nuestros
ojos están fijos en el otro. Sus manos ahora rodean mi cintura,
apegándome a él, mientras que las mías descansan sobre sus
hombros. Noto como la temperatura de la habitación comienza a subir,
como la temperatura de mi cuerpo.
Volvemos
a besarnos desesperadamente, tomo su cabello y tironeo de él. Kevin
aprieta firmemente su agarre a mi espalda, y lentamente, me va
acostando sobre la cama. Sus labios pasan de mi boca a mi barbilla, a
mi oreja, a mi cuello, donde se entretiene dando pequeños
mordisquitos y haciéndome suspirar.
-Ah…
ah… ah… Ke…vin…
Comienza
a besar mi pecho, deteniéndose ahora en los pezones. Casi ni puedo
respirar. El contacto de su lengua húmeda contra ellos me está
volviendo loco, tanto que no puedo dejar mis manos quietas sobre su
espalda y la acaricio en toda su extensión intentando recobrar la
cordura.
Sigue
besando y chupando mi abdomen, cada vez más abajo. Sus manos han
tomado ahora el relevo de su boca en mis pezones y es delicioso.
Junto con las mini-penetraciones que está haciendo con su lengua a
mi ombligo, siento que voy a morir de placer de un momento a otro.
Su
boca sigue el mismo camino al regresar a mis labios y tras besarme
lenta y pausadamente se separa un poco de mí para poder quitarme mis
pantalones. Se deshace del cinturón antes de que me de tiempo a nada
y baja la cremallera del pantalón. Aun con la poca abertura ya se
puede apreciar mi erección. Estaba muy caliente, y Kevin, también.
Baja la prenda y la saca por mis pies, tirando de ella de una forma
algo brusca.
Aprovecho
el momento para sacarle sus pantalones rápidamente y sentarme justo
encima de su cadera, haciendo que nuestras erecciones se rozasen con
el más mínimo movimiento.
-Ahhh…-
gime y su voz es música en mis oídos- ahh… ahhh… ahh… Yi…
Xing… ahh…
Esa
es mi banda sonora mientras beso su torso tal y como hiciera él
antes, además de mover mi cadera, haciendo entrar en contacto
nuestras erecciones para que se friccionaran entre ellas. El colgante
del dragón que le regalé, cuelga de su cuello y me excita de una
manera que no llego a comprender.
Me
bajo un poco de su cuerpo y comienzo a tocar su erección con mis
manos primero, y besándola y lamiéndola aun por encima de la tela.
Kevin se retuerce de placer. Tiene el antebrazo tapando sus ojos y
con la mano libre se agarra a las sábanas mientras se muerde el
labio inferior sexymente intentando no gemir demasiado fuerte.
Quito
los boxers y empiezo a dar pequeños besos a la punta, mojándome los
labios con el amargo pre-semen. Agarro sus testículos y comienzo a
masajearlos a la vez que doy lamidas a su pene, recorriendo toda su
extensión. Estoy tan caliente que no aguanto más y llevo mi mano
libre a mi propia erección y comienzo a masajearme por encima de la
prenda que aún llevo puesta.
No
puedo evitar soltar gemidos de vez en cuando sobre su pene. Miro unos
segundos a Kevin y veo como está todo sonrojado, respirando
entrecortado y no lo dudo un segundo. Introduzco su pene en mi boca y
me la penetro una y otra vez. Uso mi lengua y mis dientes para darle
más placer, y sus gemidos y los míos, provocados por mi insistente
masturbación, llenan la habitación.
Noto
su cuerpo estremecerse unos instantes antes de que un líquido blanco
con sabor amargo inunde mi boca. Me aparto rápidamente, pero algo de
semen ya ha entrado. Kevin apenas si puede respirar. Jadea. Se
estremece y su rostro tiene una expresión exquisita.
Un
poco después, abre sus ojos y me mira con una gran sonrisa en los
labios. Ésta era la primera vez que me sonreía así. Me sentí muy
feliz y me tumbo sobre él. Pasamos algo de tiempo abrazados, hasta
que él deja de temblar. Me agarra y nos sienta a los dos en la cama.
Me quita mis boxers y comienza a masajear mi miembro. Si sentía
placer cuando yo mismo me proporcionaba las caricias, ahora estaba en
el paraíso. Sus dedos hábiles lo recorren de arriba abajo
provocándome escalofríos. Acabo corriéndome antes incluso de que
él se lo meta en la boca.
Estamos
pringosos de semen y sudor, pero no importa, ahora no importa nada
más allá de darnos placer mutuamente. Kevin me hace girarme y
ponerme a cuatro patas sobre el colchón y es entonces, cuando noto
su lengua juguetona penetrándome una y otra vez el trasero. Se
siente bien, es caliente y húmeda. Poco después dio paso a un dedo
embadurnado en el semen que chorrea por todas partes. Al principio me
molesta algo. No es que fuera insoportable, pero si molesta. Su dedo
entra y sale del agujero, y se mueve de un lado a otro creando
espacio en mi interior. Cuando noto que introduce el segundo dedo
grito de dolor y me agarro a las sábanas fuertemente con las manos.
-Shhh-
susurra Kevin abrazándome y dándome pequeños besitos en la
espalda- tranquilo… shh… no te haré daño… nunca te haría
daño....
Me
intento relajar un poco mientras noto que los dedos siguen haciendo
su trabajo dilatando mi entrada. Es desagradable, no me gusta para
nada al principio, pero después de un rato, comienza a gustarme un
poco la sensación que me produce.
-YiXing…-
susurra- agárrate a algo… o muerde algo…- aprieto los puños
fuertemente.
Otro
dedo más se introduce en mi ano y grito de dolor. Parece que me
están desgarrando por dentro. Sin poder evitarlo, las lágrimas
salen de mis ojos y comienzo a sollozar como un niño pequeño.
-Lo
siento…- lo oigo decir en mi oído- lo siento… mucho…- suena
muy afligido. Quiero hacerlo con él, pero nunca me imaginaba que
dolería tanto. Noto cómo intenta sacar los dedos de mi trasero y lo
detengo.
-No-
susurro agarrando su mano- no he llegado hasta aquí para nada…
Me
auto-penetro con sus dedos moviendo mi trasero y él capta el
mensaje, porque los comienza amover de nuevo como antes, en círculos,
abriéndolos en tijeras. Tras un buen rato comienzo a gemir. Se
siente bien. De pronto noto como Kevin saca los dedos cuidadosamente
de mi interior y sin previo aviso, antes de que me diera cuenta
siquiera, su miembro ocupa su lugar. Doy un grito, pero más bien de
sorpresa que de dolor.
-Lo
siento- vuelve a decir.
-No…
pasa… nada…- consigo decir, ya que la penetración me ha dejado
sin aire.
Le
doy mi permiso después de unos momentos para que siga y Kevin
comienza con las embestidas. Al principio son pequeñas, casi no se
mueve, pero a medida que la resistencia de mis paredes a su
intromisión se va haciendo menor, sus penetraciones son más
salvajes, más duras, y llegan más a fondo.
Al
principio me duele, pero poco después, me encanta la sensación.
Tener a Kevin dentro de mí es algo que no puedo ni describir, me
hace sentir pleno, feliz. De repente, sale completamente de mí y me
echa sobre el colchón, después vuelve a penetrarme de nuevo. Coloca
una de sus manos junto a mi cabeza, para sostenerse mientras embiste
y la otra comienza a masturbar a mi erecto miembro.
-Ahh…
ahhh… ahhh…
Nuestros
gemidos y respiraciones aceleradas son lo único que se escucha en la
habitación del hospital. Noto el cosquilleo que me avisa de que me
voy a correr y lo hago. Una inmensa debilidad se apodera de mi cuerpo
y comienzo a temblar. He llegado al orgasmo y una paz y placer
enormes son lo único que siento, aparte de las embestidas que Kevin
sigue dando dentro de mi cuerpo. De repente, él grita de placer y mi
recto se llena de la sustancia líquida que se derrama en cuanto sale
de mí y se echa a mi lado respirando entrecortado.
Nos
quedamos mirándonos y sonriendo. No importa nada, sólo nosotros, el
mundo exterior no existe para nosotros en este momento. Me entra frío
de repente y me pego mucho a él, acurrucándome. Kevin nos echa las
sábanas por la cabeza y me abraza dándome calor. Pasamos así
bastante rato y me comienza a entrar sueño. Cuando casi me he
quedado dormido, escucho su voz.
-YiXing…
-susurra- no sé… si tú… sientes lo mismo… que yo… pero yo
te amo…- me da un beso en la frente.
-Yo
también te amo…- le contesto medio dormido y siento cómo sonríe
contra mi frente. Me quedo dormido entre sus brazos.
Cuando
a la mañana siguiente me despierto no lo encuentro por ningún lado
y me asusto. Lo busco por la habitación y encuentro una nota.
“No
te preocupes, estoy bien, pero recuerda que hoy por la mañana me dan
el alta, así que, no puedo permanecer más a tu lado, lo siento. Te
dejo mi dirección y mi número de teléfono, aunque no sé lo que
puede quedar de ambos después del incendio.
Te
quiero, Kevin.”
Guardo
la nota, me visto y salgo corriendo de la habitación, tras memorizar
la dirección de su casa. Por los pasillos no está permitido correr,
así que, cuando me cruzo con el director del hospital me detiene y
me regaña. Después, sigo mi camino hasta casa de Kevin como alma
que lleva el diablo. Al llegar me lo encuentro todo destrozado,
quemado y a él, dando vueltas por el lugar.
-¡Kevin!-
lo llamo y él se vuelve con una sonrisa en los labios. Corro hacia
él y lo abrazo fuertemente. Ya lo extrañaba y apenas habían pasado
unas horas desde que no estaba a mi lado- ¿por qué te has ido?-
pregunto.
-No
podía quedarme más tiempo- contesta.
-Me
asusté al no verte- lo abrazo más fuerte.
-Tenía
que venir a ver esto- dice- tenía que ver cómo había quedado- me
agarra fuertemente- y no ha quedado nada…
Kevin
lo había perdido todo tras el incendio medio año atrás, lo había
perdido todo menos su vida. Pero había ganado algo en el proceso, a
mí, y yo no iba a dejar que me perdiera a así.
-Vive
conmigo- susurro.
-No
puedo aceptarlo.
-Puedes
y lo harás- le digo separándome y agarrando su rostro con mis
manos- quiero que vivas conmigo- me mira durante unos momentos y al
final asiente.
-Está
bien- lo abrazo fuertemente intentando transmitirle la alegría de
poder vivir con él- de todas maneras, no puedo vivir sin ti- coge mi
rostro con sus manos y me besa dulcemente- te quiero- dice contra mis
labios.
-Yo
también te quiero.
~Fin~
No hay comentarios:
Publicar un comentario