domingo, 14 de julio de 2013

La Leyenda de los Dos Soles

Autora: Daleth (@_anothershadow)
Título: La Leyenda de los Dos Soles
Número de capítulos: relato, one-shot
Participantes: OC
Género: fantasy, supernatural
Advertencias: nada
Autorización: para todos los públicos
Comentario de la autora: 
1. Tengo muy poca imaginación para los nombres, perdonadme XD
2. Lo escribí de madrugada después de emparanoiarme con la intro de MAMA aquí la tenéis, así que es normal que algunas cosas os recuerden a algo (?)
3. Esta es la última historia con la que he ganado un premio, así que le tengo mucho cariño >//<
Sinopsis:


"Él ya había cumplido con su misión pasando su legado a sus nietos. Ahora ellos deberían terminar lo que comenzó para traer de vuelta el esplendor del mundo que aún guardaba en su memoria."


~.~.~ 


Hace millones de años, bajo los rayos de los dos grandes y únicos soles, se dice que vio la luz la criatura más perfecta jamás creada. Algunos decían que era fuerte y robusta cual toro; otros hablaban de un ser delicado, frágil, un ser capaz de ser destruido por el más mínimo viento que alterase la paz de nuestro humilde mundo. Es por eso que los dos dirigentes de nuestra tierra decidieron proteger a dicha criatura de todo mal y ocultarla de las malas artes de aquellos que moraban en las sombras. Por eso, para completar tan heroica acción, escogieron a las doce personas más sabias y valientes del mundo, seis pertenecientes a Préteron -la gran región cautivada bajo los rayos de Shin, el sol del Norte- y seis moradores de Shairule -la apacible zona sureña siempre bañada por la luz de Shan-.



A estos doce protectores, hombres y mujeres de diferente edad y condición, se les fue otorgado un poder propio y único de su elemento: dos capaces de crear llamas que podían derretir el mismísimo infierno; dos de alas de elegancia inusitada con el poder de mover el viento al batirlas; dos con control sobre la tierra que pisamos, hijos de la madre Naturaleza; dos con el poder de moldear la tan necesaria agua a su antojo; dos cuyo resplandor podía eclipsar la hermosa y cálida luz de nuestros Soles; y, por último, los dos que cargaban con la pesada responsabilidad de controlar a las sombras caprichosas y danzarinas, maquinando en susurros inentendibles para nuestros héroes la forma de acercarse a la pequeña e indefensa criatura.



Durante siglos, los doce elegidos empeñaron su papel con destreza y sabiduría, sin dejarse avasallar por los peores momentos que podía atravesar su mundo, sin rendirse ante las dificultades que el destino les pudiese deparar. Tan importante puesto se sucedía a aquellos de noble y puro corazón, entrenados por los más notables maestros en cada una de las disciplinas que un Guardián debía dominar. Y entre todos aquellos alumnos destacó uno por encima de todos.


Aquel chico del que no se sabía nada, criado en tierra de nadie en completa soledad, aquel chico que recibió por nombre Laymin demostró que era capaz de ser algo más que un niño extraviado y llegado de quién sabía dónde.


Los maestros no daban crédito a sus ojos cuando veían al joven e inexperto Laymin dominar técnicas que suponían años de práctica y duro esfuerzo. Los cuchicheos y rumores sobre el supuesto talento no se hicieron esperar entre la multitud congregada para ver al muchacho siendo puesto a prueba de nuevo por los doce Guardianes, considerados casi dioses por la ignorante y ciega población.



Todos llegaron a la conclusión de que el poder de Laymin, aún tosco e indomable, era único en el mundo y debían aprovecharlo. Sin perder más tiempo, el chico ingresó a la prestigiosa Academia de los Guardianes con el objetivo de pulir su potencial, rasgar con cuidado las impurezas para dejar al descubierto el talle perfecto del diamante en bruto que suponía la fuerza vital de Laymin, para algunos comparable con el sendero envuelto en secretos y velos que llevaba a aquellos seres nobles y puros al centro de toda perfección en el corazón de la hermosa criatura nacida siglos atrás y bautizada con el nombre de Cala.



Laymin pronto sorprendió aún más a todos con su velocidad de aprendizaje. Nunca en los eones de vida de aquel mundo los radiantes Soles habían tenido la oportunidad de bañar con su luz a la orgullosa figura de un ser tan excepcional. Aunque, cuando el muchacho pidió que se le fueran desvelados los misterios que con tanto recelo protegían los Guardianes con la excusa de convertirse en uno de ellos, algunos maestros comenzaron a sospechar de sus intenciones. De todos era bien sabido que no se podía calmar con facilidad su sed por saber más, que ansiaba a todas horas ser más fuerte y poder abarcar todos los poderes conocidos por el hombre. La avaricia de Laymin, se temían, no iba a ser buena compañera. Hasta el más puro y limpio de los seres, transparente como el agua que alimentaba a los bosques, podía ser corrompido por las ganas de más, y podía acabar loco de rabia si no obtenía lo que quería.



Entonces... ¿cómo calmar al joven de mirada curiosa y sonrisa juguetona? ¿Cómo hacerle ver que la barrera más importante que debía mantener en pie para protegerse sobre todas las cosas le estaba fallando? La respuesta jamás hallada torturó a los sabios de ambos reinos durante interminables días. Hasta que, finalmente, los Guardianes decidieron ponerle fin al problema.



Creyeron justo que el niño fuese expulsado de la Academia y condenado a una vida normal, lejos de todo poder. Sellaron la fuerza de su corazón buscando que conservase la pureza que tanto destacaba cuando Laymin apenas tenía diez años, y lo abandonaron a su suerte en un pequeño pueblo pesquero, llevándose sus recuerdos con el brillo de poder que una vez decoró sus ojos ahora tristes y perdidos en una espesa neblina que escondía lo que debió ser su vida.



Laymin fue acogido por una humilde pareja de pescadores que no dudaron en darle el amor que el niño necesitaba bajo su nuevo nombre: Esseo.


Y así, Esseo creció rodeado del tranquilizante ambiente de aquel pequeño pueblo, siempre bajo el amparo de sus padres. Aunque el chico no podía evitar sentir un profundo vacío en su pecho que ni los besos de su madre ni las miradas de orgullo de su padre podían llenar. Un vacío que lo atormentaba muchas noches en terribles pesadillas incomprensibles para él y que se volvía aún mayor cuando trataba de recordar algo sobre su vida que le dijera por qué estaba ahí. Y cuando el dolor de no saber nada se volvía insoportable, Esseo corría a refugiarse al bosque para pensar.



En el bosque que lindaba entre ambas regiones siempre se sentía en paz consigo mismo. Una vez le dijeron que tal vez fuese así porque allí era donde habitaba la magia en su estado más puro. Esseo no sabía si eso era verdad, tampoco le importaba demasiado, él solo quería sentirse aliviado. Un alivio que solo le llegaba cuando paseaba entre los majestuosos árboles y escuchaba aquella hermosa voz, porque el bosque contaba con una moradora excepcional. La chica de ojos verdes, intensos, y piel resplandeciente que pasaba horas entonando bellas melodías y respondía al nombre de Cala.



Se suponía que el chico no debería poder verla ya que ella estaba protegida por conjuros tan poderosos que escapaban de su imaginación, pero Cala permitía que Esseo pasase incontables horas observándola porque le agradaba su compañía y la forma en que su sonrisa iluminaba su rostro quemado por las horas de exposición al sol.


La chica sabía que incumplía las estrictas normas que se le fueron impuestas siglos atrás por los primeros guardianes, pero ya estaba cansada de esa vida. Las nuevas personas encargadas de su protección eran insolentes y poco educadas, la trataban como si fuese mercancía, y eso le resultaba muy molesto. Por eso se permitía unos momentos de descanso junto a Esseo.



Sin embargo, uno de los tantos días que el chico corrió a su encuentro, no la encontró, ni siquiera era capaz de escuchar su dulce voz. Preocupado, pues sentía que algo no iba bien, continuó con su búsqueda hasta que algo le llamó la atención.



En un claro del bosque se encontraban reunidos los doce guardianes junto a Cala, pero algo no iba bien. Ella lloraba desconsolada, tirada en el suelo y suplicando clemencia; tres de los guardianes se encontraban completamente inmovilizados y luchaban por escapar de su prisión; otros dos yacían en el frío suelo, sus pupilas negras muertas; y los siete restantes se preparaban para entonar un canto, un hechizo que debía cumplir su más grande anhelo.



«Descuidado, descuidado»



Cuando las primeras notas impregnaron el aire, Esseo se creía morir. Un fuerte dolor de cabeza comenzó a atacarlo, impidiéndole ver bien. Solo era capaz de notar como la música calaba hasta su subconsciente, taladrándolo por dentro, y de como los chillidos de Cala se volvían aún más histéricos, dolorosos.



«Disparo anónimo, anónimo»



Algo parecía romperse en el interior del joven casi agonizante. Las pesadas cadenas se rompían con lentitud, cayendo al abismo y abriendo las puertas del olvido.



«Insensato, insensible»



Y por fin lo vio todo claro de nuevo. Cada día, hora, minuto vivido antes de su más presente realidad. Los secretos ocultos tras mentiras y silencios que se abrían a sus ojos con la promesa muda de no contarle jamás a nadie lo ocurrido hasta ese momento.


Finalmente, Esseo le encontró un significado a su vida y cubrió el vacío que lo atormentaba aunque estuviese dando su vida en el proceso por ser testigo de algo que debería haberse perdido en la inmensidad del bosque.



«Nadie, ¿quién cuida de mí...?»

* * *



¡¿Y qué pasó?! – el niño saltó un poco en su lugar en la alfombra junto a sus primos, frente a su abuelo, quien les relataba tan magnífica historia.


El hombre sonrió de forma cándida ante las miradas curiosas de sus nietos, llenas de una vida que él creía perdida, ahogada en la sociedad consumista en la que vivían.



Cuenta la leyenda – prosiguió– que el sello que mantenía oculto el poder de Laymin se rompió al escuchar ese canto y que su rabia por estar encarcelado fue tal que lo pagó con el mundo que le dio la vida.



Entonces... ¿qué pasó con Préteron y Shairule? – aquella vez preguntó la más pequeña de sus nietos, con los ojos muy abiertos y gesticulando con las manos.



Los maestros que estaban encadenados se liberaron para tratar de salvar a Cala, pero el sol Shin había perdido mucha energía, haciendo que el mundo comenzara a resquebrajarse. Así que decidieron separar el espíritu de sus regiones en dos mundos paralelos que, según la leyenda, siguen unidos por un único cielo iluminado por el sol Shan.



El hombre amplió su sonrisa al escuchar las exclamaciones de asombro y emoción de los niños, no creyendo la fantástica historia que estaban escuchando.



¿Y los maestros aún existen, abuelo?



¡Por supuesto! Están entre nosotros, pequeño.



¡¿En serio?!



Asintió con la cabeza, echándose hacia atrás en el sillón que ocupaba.



¿Sabéis? Nuestro planeta es el mundo de la leyenda – paró un momento, observando feliz como sus pequeños se sorprendían aún más–. Los maestros han ido entrenando a más personas tan especiales o más que ellos para que, llegado el día oportuno, ellos sigan con su labor y rescaten al mundo de la leyenda con sus dos soles en los más alto de la bóveda celeste... Y ¿quién sabe? A lo mejor alguno de vosotros será el maestro de la luz o de la naturaleza.



¡Wow! ¡Eso sería genial!



¿Podríamos volar?



¡Yo quiero poder mover el agua!



Los tres niños se marcharon mientras hablaban de todas las cosas que podrían hacer, inventando los poderes que poseerían y los seres contra los que lucharían bajo la atenta mirada de su abuelo. Cuando hubieron desaparecido de la vista del hombre, tiró de la cadena plateada que rodeaba su cuello con un sol de múltiples puntas igualmente de plata decorándola. Sonrió con nostalgia acariciando el preciado símbolo, que respondió al tacto despidiendo un leve fulgor blanquecino. Le dio la vuelta donde tenía grabado «SuHo»



Guardián... – susurró.



Él ya había cumplido con su misión pasando su legado a sus nietos. Ahora ellos deberían terminar lo que comenzó para traer de vuelta el esplendor del mundo que aún guardaba en su memoria.

2 comentarios:

  1. Whea! Es increíble! La historia está increíble, enserio... Wow! Y el final, que impactante! El abuelo era uno de los guardianes? Y ahora les toca a los nietos? Me encanta como escribes! Sigue así! :DD

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    1. El abuelo era uno de los guardianes, sí XD Esa era la idea, la has captado bien (?) LOL Muchas gracias de nuevo, aish ;; You made my day <3 Ya creía que todo el mundo se había olvidado del blog o algo y pasaban de nosotras (?) XD

      Gracias de nuevo y me alegro de que te haya gustado ^^

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