Participantes: Kai, Lay, ChanYeol, Kris (EXO), MinAh (Girl's Day), Joon (MBLAQ), JunHyung (B2ST), HeeChul (Super Junior), MinHo (SHINee)
Género: angst, crime, drama, mystery, general
Advertencias: muerte de un personaje, violación NO explícita, tortura, lemon, lenguaje soez
Autorización: +18
Sinopsis:
"SeoWon era un lugar complicado, él lo sabía mejor que nadie... Se conocía sus calles como la palma de su mano, había jugado con fuego en sus rincones más oscuros y más de una vez se había quemado. Pero estaba vivo, más vivo que nunca en su maldita vida. Había escapado de ese agujero que lo consumía lentamente y ahora era libre, libre para hacer todo aquello que las eternas palizas le habían impedido, libre de limpiar sus manos de los restos de sangre seca, libre para contar su historia... Tal vez no es bonita, tal vez es demasiado dura, tal vez no hay un amor verdadero escondido entre sus líneas, pero es su historia. ¿Estás dispuesto a escucharla...?"
(Demasiadas luces brillantes para capturar una sombra)
«Capítulo 7
Capítulo 8
MinAh
cogió la carta con manos temblorosas por a saber qué vez. Hacía
rato que se había sentado en una esquina de la abierta y angustiante
habitación con aquel trozo de papel cerca, tan cerca como podía.
Las armas por el contrario ni las había tocado, no quería dejar su
huella ahí.
El
cubo tirado en el suelo seguía en su sitio y la mancha de agua y
químicos parecía crecer y decrecer por momentos, algunas partes
incluso ya se habían secado.
Abrió
el pequeño sobre blanco con aquellos dos leones que se oponían y
sacó el papel que guardaba en su interior. Leyó las palabras
finamente escritas en caligrafía, pero realmente solo unas pocas
frases parecían calar en su subconsciente.
«Sé
que quieres venganza»
«Yo
puedo ayudarte»
«Coge
las armas y mátalos, sus vidas pueden estar en tus manos»
«En
tres días, se encontrarán en la cafetería de la esquina»
«Aprovecha,
no tendrás otra oportunidad igual»
Y
volvió a guardarla cuidadosamente.
Echó
la cabeza hacia atrás, apoyándola contra la pared y sintiendo el
crujir de los papeles de fotografía bajo su presión. Cerró los
ojos, meditando. Podría... podría matarlos, a los dos... podría
acabar con su pesadilla y así volvería a descansar tranquila, sin
pensar que ellos estarán colándose en su casa o preparando sus
armas para usarlas con ella.
Sin
embargo... ¿era capaz? ¿MinAh sería capaz de coger una pistola y
dispararles? ¿Podría matar a alguien? ¿Acabar con su vida? ¿Y qué
pasaría con los remordimientos? Min no era ninguna asesina o
ladrona, no tenía instinto de supervivencia, ¡ni siquiera
sabía vivir en aquel agujero! Todo era extraño y peligroso para
ella, cualquier cosa, por mínima que fuera, podía desencadenar el
horror. Entonces, ¿cómo saber qué hacer o cómo actuar? ¿Qué
debía hacer...?
MinAh
sintió la primera lágrima deslizándose por su mejilla. No... no
podría... jamás... Pero la idea de asesinarlos hacía que en su
pecho surgiese una sensación mezcla de euforia y satisfacción y
eso... eso le aterraba. MinAh no quería ser una asesina, no
quería ser como ellos.
*
* *
Kai
se dirigía con tranquilidad a su cita semanal en el centro cívico
del barrio. La verdad es que no entendía por qué demonios HeeChul
lo obligaba a ir a ese sitio si él realmente no tenía ninguna
adicción. Sin embargo prefería “hacerle caso” a meterse en
discusiones por no querer ir. Eso sí, no llevar a Joon detrás era
todo un gustazo.
Estiró
un poco los brazos, desperezándose. Ahora que lo pensaba, sin nadie
vigilándolo, no tendría por qué ir... Claro que ya casi había
llegado, y le daba pereza volver aunque tuviera cosas que hacer. Aun
así, antes de que pudiese reaccionar, Lay lo había agarrado y lo
estaba arrastrando por los pasillos de aquel edificio destrozado.
–
¿Qué haces? –la sonrisa del chino no le daba muy buena espina.
–
Ya lo verás –le contestó con simpleza, dando por zanjada su
conversación.
Yixing
lo guió por el centro cívico hasta un pequeño almacén que hacía
mucho que lo habían abandonado. Lo empujó dentro y cerró la
puerta, apoyándose en ella después.
–
¿Ahora qué quieres? –Kai suspiró, pasándose las manos por el
pelo y tratando de aparentar tranquilidad a pesar de que esa sonrisa,
tan conocida para él, no desaparecía del rostro del mayor.
Lay
no le contestó, simplemente se acercó a él, acorralándolo contra
una de las paredes. Lo miró fijamente, haciendo que un escalofrío
le recorriese de arriba a abajo.
–
¿Qué quieres? –repitió, aparentando impasibilidad bastante mal.
–
Sé lo que estás haciendo –habló Lay tras unos segundos,
ignorando las preguntas de JongIn–. Lo que no entiendo es... qué
pretendes con eso.
El
moreno desvió la mirada de sus ojos, incómodo.
–
Tsk... –chasqueó la lengua– No sé de qué me hablas.
Yixing
dejó escapar una suave risilla sobre el cuello de Kai, haciendo que
a este se le pusiera el vello de punta.
–
Por supuesto... tú nunca sabes nada, ¿eh? –le dio un pequeño
lametón en el cuello. JongIn, inmediatamente, se encogió un poco,
eso no le gustaba–. No te sirve de nada engañarme, Kai –lo cogió
bruscamente de la cara, ladeando su cabeza para tener una mejor
accesibilidad a su cuello.
El
menor se retorció un poco al sentir los labios del chino moviéndose
con maestría sobre su piel. Pero, aunque no le importaría rendirse,
Yixing lo estaba acusando, y eso no era precisamente de su agrado. No
tenía ningún derecho a hacer eso.
–
P-para...
Sin
embargo no tenía intenciones de parar, y lo demostró colando una de
sus manos bajo la camiseta de JongIn, acariciando su piel morena y
caliente.
–
No voy a parar –lo miró a los ojos–. No hasta que me digas lo
que quiero saber, Kai.
–
Pero... es que... no sé lo que quieres saber.
El
menor maldijo para sus adentros, su cuerpo reaccionaba y, cuando
llegaba a cierto punto, ya no quería que lo que pasaba terminase.
Pero, por otro lado, aquello era casi una humillación. Aunque no
hubiesen acusaciones directas o insultos, seguía siendo denigrante
para él.
–
Claro que lo sabes –Lay sonrió, casi triunfante–. Y me lo vas a
decir... cueste lo que cueste.
*
* *
Joon
aparcó su coche negro cerca del centro cívico del barrio y apagó
el motor sin salir del vehículo. Desde donde estaba controlaba a la
perfección la única entrada y salida del edificio.
En
teoría, su hyung le había pedido que no siguiera ni acompañara a
Kai en ningún momento, pero aquella era una ocasión excepcional.
HeeChul había convocado una reunión urgente de toda la cúpula de
la mafia Kim, y JongIn no podía faltar.
ChangSeon
revisó la hora, había llegado justo a tiempo, el menor no podía
tardar mucho más... Y, efectivamente, la puerta no tardó en
abrirse, dejando salir a la muchedumbre, todos conocidos para el
hombre.
No
apartó la vista de aquellas personas, esperando ver entre ellos el
rostro moreno de su hermanastro menor, pero todos se marcharon y Kai
no apareció. Joon maldijo para sus adentros, golpeando el volante, y
salió del coche, cerrándolo después.
Entró
al edificio después de dirigirle una última mirada al grupo del
menor, aún reunido cerca de la puerta, y recorrió los pasillos a
grandes zancadas, buscado la sala en la que Kai iba a terapia, tal
vez siguiese allí. Al llegar vio a una chica joven salir y cerrar
con llave la puerta.
–
Disculpe –la llamó, haciendo que ella se girara y le sonriera.
–
¿Sí? ¿Desea algo?
–
Sí, mire... Estoy buscando a un chico que viene aquí a terapia, se
llama Kim JongIn... lo llaman Kai –se apresuró a añadir.
–
Sí, JongIn, lo conozco, pero hoy no ha venido, lo siento.
–
¿Cómo que no ha venido?
Ella
se encogió de hombros ante la sorpresa del hombre, no podía hacer
nada más. JongIn había faltado y no sabía dónde podría estar.
–
Lo siento –repitió.
–
Será cap... –Joon se tapó la boca, controlando su rabia– No se
disculpe, no es su culpa. De todas formas, muchas gracias por su
ayuda.
El
guardaespaldas se alejó de allí. Tal vez lo mejor sería intentar
llamarlo a su móvil. ChangSeon marcó el número del
menor y se llevó su teléfono al oído, escuchando los pitidos
intermitentes que marcaban la espera hasta que el otro descolgase.
Sin embargo Kai no contestaba, así que el
mayor lo intentó de nuevo, no se iba a rendir. De repente, algo
llamó su atención.
Joon
se apartó el móvil de la oreja sin finalizar la llamada, escuchaba
una música... Colgó y la canción paró, volvió a llamar sintiendo
nuevamente aquellas notas llenar el aire.
–
JongIn sigue aquí –se dijo para sí, buscando el origen de aquel
tono.
No
tardó mucho en encontrarse frente a una puerta de almacén del que
parecía venir la canción. Colgó y guardó su móvil antes de
abrir.
–
¡JongIn!
ChangSeon
se lanzó sobre él. El pequeño estaba tirado en el suelo y
aparentemente malherido. Cogió su cabeza y la apoyó sobre sus
piernas para que no estuviera contra el suelo
–
¿Qué te ha pasado?
–
No es... obvio... –habló con dificultad, pero a pesar de eso sin
dejar de lado su soberbia ni en los peores momentos.
–
Voy a llamar a una ambulancia –comenzó a sacar su móvil, pero
JongIn lo detuvo.
–
No... –tragó saliva, mirándolo a los ojos– No lo hagas, por
favor.
–
¿Por qué?
El
menor no contestó, simplemente bajó la vista. ChangSeon siguió su
mirada, encontrándose una carta escondida en parte bajo su cuerpo.
Joon la cogió, el sobre tenía un símbolo extraño en el reverso,
como dos cabezas de león que se daban la espalda, uno negro y el
otro rojo.
–
¿Qué es esto?
El
guardaespaldas iba a abrirla, pero Kai fue más rápido y se la quitó
de las manos, guardándosela como pudo en el bolsillo de su pantalón.
–
No la mires, es mía...
Joon
negó con la cabeza, pasándose una mano por la frente. Suspiró.
–
¿Quién ha sido?
–
Nadie.
–¿Ha
sido Lay? –Kai desvió la mirada de los ojos del mayor– Ha sido
Lay.
ChangSeon
se levantó, furioso.
–
Ese idiota se va a enterar –masculló.
–
Joon... ¡Joon, por favor! No lo hagas... Al menos no me dejes solo,
por favor.
El
hombre se agachó a su lado, acariciándole suavemente el pelo.
–
No voy a tardar, ¿vale? Vendré a por ti y te llevaré a casa.
–
Pero...
Sin
embargo no lo dejó terminar, simplemente se marchó corriendo. Si el
Lay de las narices le había hecho eso al menor, se las iba a pagar.
Salió
como una exhalación del centro, buscando al chino por todas partes,
esperando que siguiese fuera con los otros.
Efectivamente,
Lay estaba hablando con otros chicos en la esquina de esa misma
calle. Se acercó corriendo a él y lo cogió por los hombros,
estampándolo contra la pared más cercana.
–
¡¿De qué vas?! –le gritó el chino, visiblemente cabreado.
–
Escúchame, imbécil. Que sea la última vez que le pones las manos
encima a JongIn, ¿estamos? Porque a la próxima te las corto.
Joon
lo empujó, golpeándolo contra la pared, y volvió sobre sus pasos
para buscar al menor.
Yixing
se quedó en el sitio, viendo como el otro se marchaba. ¿De qué
demonios iba? Él no tenía ninguna potestad sobre su persona, y
haría lo que le diera la gana cuando le diera la gana. Y, ¿a quién
iba a engañar? Que le prohibieran tocar a Kai solo incrementaba sus
ganas de hacerlo suyo, sobre todo después de que lo interrumpieran.
Continuará...
OMGOMGOMGOMGOMG Lay está jodiiiido, aunque me gustó que le dieran más ganas de pecar cuando Joon le ha amenazado 8D JEJEJÉ (?) Por cierto..Yo creo que Minah es muy quejica como para matar a alguien (?) Aunque si se vuelve loca, podría hacerlo (?) Ay no sé TT está muy genial +v+ eso de los leones >___> :thatssuspicious: (???) gracias por la actualización *Q* ♥♥♥
ResponderEliminarEres la única que me ha comentado, así que debería darte un premio o algo o no sé ;; Gracias, pensaba que todo el mundo se había olvidado ya de mí *cries hard on the floor*
EliminarLay sabe lo que se hace (?) Y deja a la pobre MinAh ;; Te ha dado por hacerle bullying a la pobre, lo está pasando mal, angelito (?)
¿Quieres que actualice antes de irme como regalo para ti? ;; Aunque deberías responderme ya LOL Porque mañana a las doce del mediodía (hora española) me voy TT Si no me contestas me lo tomo como un regalo para ti y lo publico LOL
Gracias <3