You only have one chance... (Epílogo)

Autora: Daleth (@_anothershadow)
Participantes: Kai, Lay, ChanYeol, Kris (EXO), MinAh (Girl's Day), Joon (MBLAQ), JunHyung (B2ST), HeeChul (Super Junior), MinHo, TaeMin (SHINee)
Género: angst, crime, drama, mystery, general
Advertencias: muerte de un personaje, violación NO explícita, tortura, lemon, lenguaje soez
Autorización: +18
Sinopsis:
"SeoWon era un lugar complicado, él lo sabía mejor que nadie... Se conocía sus calles como la palma de su mano, había jugado con fuego en sus rincones más oscuros y más de una vez se había quemado. Pero estaba vivo, más vivo que nunca en su maldita vida. Había escapado de ese agujero que lo consumía lentamente y ahora era libre, libre para hacer todo aquello que las eternas palizas le habían impedido, libre de limpiar sus manos de los restos de sangre seca, libre para contar su historia... Tal vez no es bonita, tal vez es demasiado dura, tal vez no hay un amor verdadero escondido entre sus líneas, pero es su historia. ¿Estás dispuesto a escucharla...?"

«Capítulo 17 (final)

Epílogo

 El sol de la mañana se dejó capturar por primera vez en todo el día por aquellos curiosos ojos rasgados. Las nubes habían estado empañando el perfecto cielo azul de su memoria durante toda la semana, hasta que por fin el día elegido para dar los buenos días había llegado. A pesar de la presencia del astro rey, el frío que abrazaba al mes de noviembre seguía calándolo hasta los huesos, haciendo que tuviera que refugiarse más en su simple chaqueta de cuero.


El viento mecía las hojas secas de los árboles que aún eran capaces de mantenerlas y el cielo poco a poco amenazaba con hundirse en miles de cristalinas gotas, arruinando la corta pero esperanzadora visita del sol. Sus pasos resonaban solitarios sobre el antiguo camino de piedras que salían y se hundían en la tierra húmeda, dejando en su caminante una desagradable sensación de desequilibrio, pero no iba a abandonar todavía.


El silencio sepulcral rodeaba cada tumba con un aire de solemnidad, el leve crujir de alguna que otra hoja le indicaba que tal vez no estaba solo y el titileo de las velas aquí y allá para honrar a los muertos le daba una luz especial al pequeño cementerio.


Paró y respiró hondo, sintiendo ese olor a tierra mojada e incienso mezclándose en sus pulmones, ¿así olería estar muerto?


Miró hacia los lados rescatando de su memoria la dirección que ahora debería tomar para llegar a su destino. Gracias a un oportuno golpe de suerte, su mente vislumbró de nuevo ese estrecho sendero que apenas recordaba haber atravesado. Sin embargo, cuando el camino se dibujó bajo sus pies, sintió que era el correcto.


Las dos losas gemelas de mármol blanco pasaban desapercibidas bajo la sombra de las hierbas que crecían sin control, limpiando con su cristalino rocío las manchas del pasado que cubrían a las almas condenadas, escondidas bajo la tierra, acunadas en el vientre de la madre Tierra.


Con sumo cuidado se arrodilló frente a aquellas piedras, imaginando que eran sus dueños legítimos los que estaban en su lugar, e hizo una profunda reverencia de respeto, solemne. Apartó las molestas hierbas y acarició con suavidad las letras marcadas en el mármol, apenas unas siglas y las correspondientes fechas de muerte y nacimiento.

KHC

10/07/1983 ~ 11/10/2012

KTM

18/07/1995 ~ 20/05/2010

Suspiró pesadamente, parecía mentira que ya no tuviese a sus hermanos a su lado… A pesar de todo, a pesar de los malos momentos, de los enfados, de las discusiones, del eterno odio… no soportaba esa soledad tan sobrecogedora, la misma que cada noche lo acunaba entre nanas de olvidos y lágrimas, la única que aún hoy se atrevía a acompañarlo en su travesía sin rumbo fijo.


Alzó la vista al cielo para contemplar como ya solo las nubes parecían habitarlo. ¿Dónde había quedado su día perfecto? Pronto, la lluvia no se hizo de rogar, dejándose precipitar desde lo más alto de la cúpula celeste. Hoy el cielo iba a llorar por él.


Una última reverencia y un suave “hasta pronto” fue suficiente antes de volver sobre sus pasos al lugar donde había comenzado todo.


En la puerta del cementerio ya se daban encuentro amigos, parejas, madres y sus hijos que por distintos motivos sus pasos les habían dirigido aquella mañana al camposanto. Él no era menos, por supuesto, su mejor amigo estaba allí para darle la bienvenida a su vuelta.


– Has tardado poco, JongIn –el aludido sonrió, refugiándose bajo el paraguas verde de su amigo–. ¿Ha ido bien?


– Sí, por supuesto –amplió su sonrisa–. Ahora volvamos a casa, SeHun, no tengo ganas de coger un resfriado –puso los ojos en blanco, enfatizando sus palabras.


Su amigo asintió, dando a entender que por él estaba bien.


Estaban a punto de emprender el camino de vuelta a su pequeño apartamento cuando una voz grave que resonaba por encima de todo el monótono ruido se hizo oír.


– ¡Kai!


JongIn instintivamente se volvió en busca del origen de aquella voz, dirigiendo sus ojos inquietos a cualquier punto, observando a cada persona, cada movimiento. Nadie lo llamaba así desde…


– ¿Quién es Kai? –SeHun lo miraba con el ceño fruncido.


– ¡Kai! –otra vez, ¿quién lo llamaba?


Cuando JongIn estaba a punto de girarse al chico rubio a su lado y decirle que no tenía ni idea, la figura que tan insistentemente lo había estado llamando se abrió camino hasta él, tocando con manos temblorosas uno de sus hombros.


– Kai… –suspiró, sonriente–. Creía que no volvería a verte.


– ¿ChanYeol…?


El aludido asintió enérgicamente con la cabeza, ampliando aún más si era posible su ya de por sí perenne sonrisa.


– Te he echado mucho de menos, Kai –estiró los brazos, capturando a JongIn en un cálido abrazo, de esos que no quieres que acaben nunca, que parecen conseguir que las heridas cicatricen.


– ChanYeol… –murmuró de nuevo, aún sin creerse que el que había sido su mejor amigo durante tantos años siguiese a salvo.


El alto se separó lentamente del moreno, reparando entonces en la presencia de SeHun.


– Lo siento –dijo rápidamente, inclinándose–. No me había dado cuenta de que estabas con Kai… Yo soy ChanYeol –se presentó sonriente, estirando una mano que fue rápidamente estrechada por el otro.


– SeHun, encantado.


– Channie es mi amigo de la infancia –explicó el moreno–. Desde que me… independicé no sé nada de él.


– Tenemos que hablar de muchas cosas tú y yo, Kai –el chico de los rizos alocados le dio un suave codazo, divertido–. ¿Qué tal si te vienes a mi casa y charlamos?


– No puedo dejar a SeHun solo, Channie.


– ¡Pues que se venga él también! –sentenció–. Cuantos más seamos mejor. Además, quiero que conozcas a mi novio.


– ¿Novio? –preguntó JongIn divertido mientras emprendía el camino de nuevo–. Eres toda una caja de sorpresas, ChanYeol…


SeHun y Kai se limitaron a seguir al más alto por las calles siempre abarrotadas de Seúl, esquivando como mejor podían a los miles de transeúntes y refugiándose de vez en cuando en algún establecimiento a causa de la fuerte lluvia. A pesar de todos los inconvenientes, no tardaron mucho en llegar a una casita blanca de dos plantas custodiada por un pequeño jardín bastante cuidado.


En cuanto ChanYeol abrió la puerta, los tres entraron corriendo, quitándose sus chaquetas y zapatos empapados.


– ¿Ya has vuelto, Channie?


– Sí~ –contestó alegre–. ¿A qué no sabes con quién me he encontrado, noona?


Los pasos suaves y acolchados se acercaron con tranquilidad a la entrada, permitiendo a los jóvenes poner rostro a la suave voz de mujer que les había dado la bienvenida. MinAh sonrió.


– Kai, ¿verdad? Oh, bueno, JongIn…


El aludido sonrió con algo de vergüenza, ya no acostumbraba a tanta atención, mucho menos a tanto cariño en cada palabra pronunciada.


– ¡Bienvenidos a nuestro pequeño hogar! Pasad al salón, os traeré un poco de chocolate caliente.


– Muchas gracias –contestaron en un murmullo JongIn y SeHun mientras caminaban vacilantes hasta el lugar indicado.


MinAh volvió al poco con una bandeja y varias tazas de chocolate, que dejó en la mesita del centro para después sentarse en el sofá frente al que ocupaban los tres chicos.


– ChangSeon se va a alegrar mucho de verte.


– ¿ChangSeon? ¿Hyung vive aquí? –preguntó, de repente la ilusión de un niño invadiendo sus escuetas palabras.


Ella asintió, haciendo que su coleta alta saltara un poco y empequeñeciendo sus ojos vivos y brillantes.


– ChangSeon y noona están casados –explicó de la nada ChanYeol–. Hace cerca de un año que vivimos los cuatro juntos.


– ¿Estás de broma? ¡ChangSeon se ha casado! –sonrió, inexplicablemente feliz de un momento a otro.


SeHun a su lado le lanzó otra sonrisa. Desde que había conocido a JongIn jamás lo había visto sonreír de aquella manera, con verdadera alegría reflejada en su rostro y sus ojos brillantes de la emoción.


– Oh, espera, ¿habéis dicho cuatro? –interrumpió de repente el desconocido en lo que parecía una reunión familiar– Tú, tu marido, ChanYeol y…


– Mi hermano –respondió ella–. Bueno, medio hermano en realidad, solo compartimos madre, pero lo quiero muchísimo. BaekHyun es el novio de Channie, ¿aún no os lo ha presentado?


– ¡Cierto! –el aludido se llevó una mano a la frente, dando a entender que se había olvidado por completo–. Voy a buscarlo a su cuarto.


– BaekHyun es un gran estudiante, está haciendo medicina, así que se pasa días enteros encerrado estudiando. A veces me preocupa que no salga, pero ChanYeol cuida de él muy bien, lo cual es un alivio.


– ¡¿En serio?! –se escuchó una voz gritar desde fuera– ¡¿Me sacas de estudiar para presentarme a un amigo que hace años que no ves?!


– No seas así, BaekHyunnie… Kai es muy importante para mí.


Unos segundos más tarde, ChanYeol tiraba del brazo de un muchachito bajito de pelo rojizo que todavía trataba de resistirse y salir corriendo.


– BaekHyun-ah, ¿por qué no quieres conocer al hermano de ChangSeon? –preguntó la mujer, mirando con algo de tristeza a su hermano menor.


– ¿Eh? ¿Cuál de los dos es el hermano de hyung? –volvió su atención a los chicos sentados en el sofá, de repente terriblemente interesado en estar allí.


– Yo soy el hermano de ChangSeon –Kai levantó la mano con una sonrisa tímida aún en su rostro, resistiéndose a irse.


– ¿De verdad? Pues hyung es más guapo que tú.


– ¿Perdona…?


– No os parecéis en nada –resopló–. Sin duda te has llevado al guapo de la familia, noona.


Todos comenzaron a reír al escuchar la bonita forma que había escogido BaekHyun para presentarse ante JongIn menos el propio interesado, que no entendía por qué demonios lo llamaban feo por toda la cara.


– ¡No seas así! –rió su hermana mayor–. Él es JongIn y… ¿tú cómo te llamas? –preguntó amable.


– SeHun –sonrió igual, toda una sorpresa para su mejor amigo.


– SeHun –repitió la chica–. Encantada, yo soy MinAh.


– La flamante señora Lee –completó ChanYeol, abrazándola levemente.


Kai sintió un pinchazo en el pecho al ver la escena, no sabía si de nostalgia o tal vez de dolor. Dolor por no poder pertenecer a una familia feliz, por no ser parte de su pequeño mundo, por no estar a su altura.


Bajó la mirada, algo apenado, permitiendo que su sonrisa perdiera el brillo que había ganado en apenas unos segundos dentro de esa casa, algo que no pasó desapercibido para SeHun.


– Eh –lo llamó suavemente, con su usual tono bajo–, ¿estás bien, tío? –JongIn pudo distinguir ese pequeño tono de preocupación que rara vez se colaba en las palabras del menor, agradecido por contar con su apoyo.


– Estoy bien, no es nada –se forzó a volver su vista de nuevo a MinAh–. ¿Y qué es de vuestra vida ahora?


– Pues ChanYeol y BaekHyunnie están en la universidad estudiando, acaban de ascender a jefe de policía a ChangSeon y yo… bueno…


– ¡Noona es cantante! –exclamó BaekHyun– ¿Por qué te da tanta vergüenza decirlo?


– No sé, aún no me acostumbro a decirlo.


– Eso es genial –murmuró JongIn.


– JongIn y yo somos trainees, vamos a debutar dentro de poco –habló SeHun, abrazando por los hombros a su amigo para intentar subirle los ánimos.


– ¿En serio? ¡Tío! ¡Eso significa que vas a ser bailarín de verdad! Siempre habías querido eso, ¿no?


– Sí, Channie, voy a ser bailarín profesional –la sonrisa volvió a sus labios inevitablemente al escuchar esas palabras, realmente estaba a punto de cumplir su sueño y eso era muy importante para él–. ¿Sabéis algo de Lay? Escuché que le dieron una paliza, pero nada más.


– Volvió a China –explicó MinAh–. Se internó en un psiquiátrico para… ya sabes, recuperarse –Kai asintió, consciente de a lo que se refería–. Cuando salió vino a visitarnos y nos contó que volvía a su país natal para buscar a su familia.


– Vaya… quién lo diría… Yixing ha debido cambiar mucho.


– Es un hombre completamente nuevo –coincidió la chica.


La pequeña conversación sobre todo y nada se vio interrumpida por el ruido de la puerta abriéndose de nuevo para dar paso al que parecía el último invitado a aquella peculiar reunión familiar.


– ¡Ya estoy aquí!


Solo con escuchar esa voz, JongIn sintió que todo había merecido la pena. El tono alegre, la satisfacción de volver al hogar en sus leves palabras, el cariño con el que las pronunció… Joon era feliz.


Con cada paso que daba dentro de la vivienda, el menor de los Kim sentía que su corazón latía más rápidamente. ¿Qué pensaría al verlo después de tanto tiempo? ¿Qué le diría? ¿Cómo reaccionaría?


– Vaya día hac… ¿JongIn…? –ChangSeon se detuvo nada más entrar al salón, con sus ojos fijos en el chico moreno que lo miraba desde el sofá.


Era imposible no reconocerlo… Era su pequeño JongIn, el niño al que había cuidado y protegido durante años, el que le había dado los peores quebraderos de cabeza pero también sus mayores sonrisas… y estaba vivo… Vivo, vivo, ¡vivo!


– JongIn –repitió, sonriendo como un estúpido y abriendo sus brazos para acercarse a él.


El menor no dudó ni un segundo y se puso en pie para correr a abrazar a su hermano. Había pasado tanto tiempo desde la última vez que se vieron, tantas cosas… y tenerlo ahí, a su lado, sano y salvo, con esa sonrisa que tanto había añorado, era algo indescriptible.


– Te he echado de menos –murmuró, tratando de contener sus lágrimas.


– Creía que no te volvería a ver… No sabes lo feliz que soy ahora mismo, JongIn.


El chico asintió con la cabeza como pudo, ocultando su rostro en el pecho del mayor. Tal vez eso le hacía sentir débil, tal vez parecía un niño asustado a ojos de los demás, pero no le importaba…Después de haber perdido a toda su familia, volver a estar con ChangSeon era lo único que deseaba en el mundo.


– ¿Puedo hablar contigo a solas? –preguntó el mayor alejándose un poco para mirarlo a los ojos.


– Por supuesto.


Joon le hizo una seña a MinAh para que los esperara y salió de la habitación para ir a la planta de arriba, donde tenía una pequeña biblioteca. Ahí no los molestaría nadie.


– JongIn… –suspiró–. Creo que voy a llorar –rió de forma queda, algo incrédulo–. ¿Sabes que me acabas de dar la mayor alegría del mundo?


– Lo mismo digo –sonrió el menor tontamente, pensando que tal vez eso solo era una mala pasada que le estaba jugando su mente. Pero no, el tacto de ChangSeon era demasiado real, su calidez lo quemaba demasiado por dentro como para ser tan solo un sueño.


– ¿Sabes? Llevo meses buscándote… Pensé que si habías sobrevivido, mi obligación era encontrarte para darte un hogar, así que me he estado preparando para este momento…


– Eso suena muy a película –rió.


– Lo sé, pero siento que tiene que ser así –hizo una pausa para coger aire–. JongIn, no sé cuáles son tus planes de futuro y, de verdad, yo no quiero ser un impedimento para lo que sea que quieras hacer, pero… Pero me tienes aquí, ¿vale? Si algún día te caes, si en algún momento piensas que no lo vas a conseguir y quieres rendirte, estoy aquí para ti. Da igual si es de madrugada, si es domingo o si estoy de vacaciones, llámame o simplemente ven a casa y te ayudaré.


– Chang…


– Déjame terminar, por favor –lo interrumpió–. Sé que no somos familia, no compartimos ningún lazo de sangre, pero quiero ser tu hermano. Quiero darte el hogar y la familia que te mereces, JongIn… Siempre quise lo mejor para ti y para TaeMin –lo miró a los ojos fijamente, buscando una reacción–, y por fin ahora sé que puedo hacerlo, sé que puedo darte todo el cariño que necesitas. Permíteme ser tu hermano, por favor.


JongIn bajó la mirada, llevándose una mano a su ojo derecho para secar una pequeña lágrima que se había escapado sin su permiso. ¿De verdad…? ¿Aquello estaba ocurriendo de verdad?


– ¿Qué me dices, JongIn?


– Quiero ser tu hermano menor e incordiarte cada fin de semana para que juegues conmigo al fútbol, hyung –murmuró lentamente, procurando que su inminente llanto no lo traicionara–. Quiero pedirte consejo cuando me enamore por primera vez y quiero… no sé, quiero comer algo casero –rió–. ¿MinAh es buena cocinera?


– ¿Qué tal si bajamos y lo compruebas por ti mismo? –propuso, acercándose a JongIn.


– Me parece buena idea, hyung.


ChangSeon pasó su brazo por los hombros de JongIn, estrechándolo contra él y guiándolo de vuelta al salón, con los demás. Lo primero en lo que se fijó el menor fue en la gran sonrisa de SeHun, como reía MinAh, como ChanYeol agarraba la estrecha cintura de BaekHyun... y sonrió...


Después de tantos años de pesadillas, de sueños rotos y cristales que se hundían en su piel, haciéndolo sangrar, sentía que aquello era lo más parecido al cielo.


Tal vez si miraba atrás lo único que veía era el dolor atacando de nuevo a su frágil alma. Tal vez la sangre seca había calado en su piel, tomando como suyas sus manos agrietadas. Tal vez las cicatrices jamás desaparecerían, estarían ahí para recordarle que había asesinado pero que él también había muerto, castigado por sus eternos crímenes. Pero ya no importaba...



Ahora, ahora, después de sus largas noches de llantos, de culpas y castigos, podía ser feliz porque tenía todo por lo que había luchado. Puede que TaeMin ya no estuviese ahí, pero las leves sonrisas de SeHun eran igualmente reconfortantes para él. Puede que HeeChul no volviese a mirarlo con orgullo, pero el cariño en las palabras de ChangSeon valían la pena. Había ganado una familia a cambio de sacrificar una vida entera. Cualquiera pensaría que estaba loco, que los remordimientos acabarían por llevarlo a la tumba, pero a JongIn le daba igual porque había sobrevivido y ahora era lo suficientemente fuerte para decir "esta es mi historia, ¿quieres escucharla?"

Fin.

Pues se ha acabado... *cries* No, en serio, me están entrando ganas de llorar XD Hace ya un año desde que comencé este proyecto y desde el principio estaba muy ilusionada con él así que todo esto es muy importante para mí (aunque parezca una tontería). Han habido bastantes personas que me han acompañado y me han comentado y eso es algo impagable, realmente lo agradezco muchísimo. Para los que no han comentado, no importa, muchas gracias por acompañarme igual y espero que lo hayáis disfrutado tanto como yo ^^ Aunque ahora sí que agradecería algún comentario en plan despedida o algo (?) XD

Muchas gracias a todos ^^

P.D.: se abre la vereda de preguntas, ahora es vuestro momento (?)