lunes, 15 de diciembre de 2014

Cómo ligar con el camarero buenorro del pub de moda en ocho sencillos pasos, una guía por Oh Sehun

Título: Cómo ligar con el camarero buenorro del pub de moda en ocho sencillos pasos, una guía por Oh Sehun.

Autora: Daleth (@_anothershadow)

Pareja: SeKai (Sehun & Kai, EXO)

Resumen:
¿Cansado de que sus amigos liguen y usted no se coma ni un rosco? ¿No sabe cómo entrarle al camarero que tanto le mola y al que todos se rifan? ¿Es usted un estúpido sin amor propio ni dignidad? ¡Pues está usted de enhorabuena! ¡El método Oh Sehun es todo lo que necesita! Con esta sencilla guía de ocho pasos, conseguirá no solo llevarse a esa persona que lo trae de cabeza a la cama, si no que le cerrará el pico a sus amigos.

Rating: PG

Género: AU, crack

Advertencias: estupidez en su máximo esplendor.

Número de palabras: 4300 palabras

Comentario de la autora: sorry not sorry. Gracias a mi Natillas danone, a Rafa y a Manu por las frases para ligar y Ana por soportarme y no asesinarme.

Notas: no me hago responsable de posibles efectos adversos en el uso de esta guía.




1. Emborráchate para desinhibirte y prueba suerte. Recuerda: de perdidos al río.

“No hay huevos”

Esas tres palabras rondaban por la cabeza de Sehun desde que habían salido de los labios de Chanyeol hacía algunos minutos. Lo miró fijamente con el ceño fruncido, con cara de “no me retes que esto va a acabar mal”. Pero Chanyeol no cedía en su empeño.

—No sabía que eras un gallina, Hun-ah —le dio un codazo para, acto seguido, ponerse a hacer una imitación bastante pobre de una gallina, en lo cual posiblemente tenía algo que ver que tenía más alcohol que sangre en las venas a esas alturas de la noche. Sehun tuvo que esforzarse por no reírse o su cara de cabreo seña de identidad se esfumaría—. Gallina~ —canturreó entre cacareos, dándole más codazos y, de paso, colmando su escasa paciencia.

—¡Bueno, ya está bien! Lo haré.

—¡BIEEEEEEEEEEEEEEEEN! ¡ESE ES MI SEHUNNIE! —Chanyeol se lanzó sobre él para ahogarlo estrecharlo entre sus brazos—. Pues ya sabes, tienes tres noches para ligarte al camarero —señaló al muchacho con mucha sutileza entre la gente del pub, como si Sehun no supiera ya de sobra a quién se refería.

Kim Jongin, el camarero del pub EXO que levantaba pasiones entre señoritas (y no tan señoritas) y caballeros. El mismo chico al que si le arrancabas una frase de más de cinco palabras te daban una consumición gratis y muy posiblemente el que le arrancaba más de un suspiro a Sehun. En su defensa diría que Jongin era dolorosamente guapo y tan torpe que solo te entraban ganas de acariciarlo detrás de las orejas cual perro y darle cariño, y Sehun era débil, muy débil.

—Recuerda que solo puedes usar frases estúpidas, nada de frases inteligentes para ligar —Sehun gruñó al escucharlo.

—Me lo has dicho ya unas cinco veces, me he enterado, ¿vale?

Con un suspiro resignado se levantó de la mesa y se dirigió a la barra que se extendía por todo el lateral del local —cualquier cosa era mejor que estar soportando a Chanyeol borracho. Se apoyó cerca de donde Jongin estaba limpiando algunas copas y se preparó mentalmente para desplegar todos sus encantos frente al camarero. Cuando estuvo listo, carraspeó un poco para llamar su atención.

—¿Desea algo? —Sehun tuvo que leerle los labios para entenderlo, pero eso no lo iba a detener.

Se inclinó hacia adelante y el camarero hizo lo mismo por inercia. Era el momento perfecto.

—¿Crees en el amor a primera vista o tengo que pasar otra vez?

El chico lo miró con una mezcla de asombro y horror. De hecho, estaba seguro de que si buscaba esas palabras en el diccionario saldría al lado una foto de Jongin en ese preciso instante.

Aquello iba a ser más difícil de lo que pensaba.

Sehun forzó una risa para fingir que estaba bromeando y el muchacho lo siguió un poco, aunque obviamente se sentía muy violento.

—Era… una broma… ya sabes… Eemm… ponme un chupito de tequila —el camarero asintió y se dispuso a prepararlo, pero Sehun lo paró antes de que hiciera nada—. Mejor que sean tres —levantó tres dedos, enfatizando su pedido. Iba a necesitar mucho, mucho, alcohol.

Cuando su estado estaba más próximo al de una planta de destilado de alcohol que al de una persona normal y corriente, Sehun volvió al ataque. Y con ataque, me refiero a ataque, porque saltó por encima de la barra para acercarse a Jongin. O al menos lo intentó. Tal vez habría salido bien si no se le hubiese escurrido la mano al apoyarla sobre la superficie pulida de la barra en un intento bastante desesperado de parecer el típico badass de una novela juvenil. Tal vez.

El camarero lo miró con horror a cierta distancia, sin saber muy bien cómo reaccionar. Podría haberle ayudado, sí, pero siempre ha sido más divertido observar cómo la gente se la pega contra el suelo.

Sehun se repuso rápidamente —era una de las ventajas de ir borracho— y se acercó al camarero mientras se levantaba un poco la manga izquierda de su camisa.

—¿Ves este reloj? —Se señaló la muñeca, donde se había dibujado de mala manera con un bolígrafo un reloj. Jongin simplemente alzó una ceja, escéptico—. ¡Es mágico! Y…

—¿Y…? —Murmuró tímidamente, sin saber qué más hacer.

—Se me ha olvidado…

El camarero suspiró y se dispuso a dar media vuelta. No es que se sintiese muy cómodo lidiando con borrachos, menos con borrachos que tenían intención de ligar con él. No era por nada, pero esa frase ya la había escuchado antes.

—¡Nonononono! —Lo cogió por los hombros para que no se marchara—. Aún no he terminado. Y… ¿cómo era? —Sehun comenzó a murmurar para sí mismo, tratando de recordar. Si no fuera porque Jongin estaba más asustado que cualquier otra cosa, le resultaría hasta cómica la forma en que se ponía bizco al pensar—. ¿Quieres llevar ropa interior? No, no, no… ¿Quieres saber cómo es mi ropa interior? ¡Ah, ya! ¡Mi ropa interior es mágica y predice el futuro!

Jongin intentaba deshacerse inútilmente del brazo que Sehun había dejado alrededor de sus hombros, lloriqueando en silencio. Bastante tenía con soportar los abrazos sin previo aviso de sus hermanas como para seguir así.

—Da igual… ¡A quién le importa! Te hacía un traje de saliva, gggggggguapetón.

—Por favor, señor, suélteme…

—Hunnie~ —por suerte el chico lo soltó cuando un tipo de pelo rizado y cara de loco se acercó a la barra, llamándolo—. ¡Estás demasiado casa, ve a borracho! —lo señaló con un dedo acusador antes de cogerlo por el cuello de la camisa y levantarlo con asombrosa facilidad por encima de la barra.

—¡No, espera! —Se giró hacia el camarero mientras Chanyeol lo arrastraba hacia la salida—. ¡Eh! ¡Si tú eres el dulce, yo pongo el glaseado!

—¡Suficiente! —Le tapó la boca con la mano que tenía libre y, a duras penas, lo sacó del pub.

A la mañana siguiente, Sehun se daría cuenta que oficialmente era un pervertido y que la primera noche de su apuesta había sido un completo desastre.

2. Arrepiéntete.

—Tú puedes hacerlo, Sehun. Vamos, no es tan complicado… —el espejo estaba empañado por el vapor de la ducha que se acababa de dar y su voz resonaba por el cuarto de baño como un eco lejano de la poca confianza que se transmitía a sí mismo—. Vale que te falta la picha de un piojo para que te ponga una denuncia por acoso —puso los ojos en blanco—, pero hasta que la ponga puedes conseguir que cambie de idea… más o menos… creo… ¿no?

Dejó salir un suspiro resignado del fondo de su pecho y se retiró del espejo para terminar de secarse y vestirse. No tenía ganas de salir otra vez esa noche, menos después de que, al despertarse a las cinco de la tarde, con una resaca horrible y con el último dorama al que se había enganchado Chanyeol a todo volumen, se acordara de lo que había ocurrido, de lo que había hecho. No iba a poder mirar a Jongin a los ojos de nuevo, y emborracharse para desinhibirse ya había comprobado que no servía de mucho.

Salió del cuarto baño dejando detrás una espesa nube de vapor sin molestarse apenas por recoger las toallas y se dirigió al salón para echarse un rato en el sofá a lamentarse por su miserable existencia, pero…

—¡Hombre! ¡Pero si está aquí nuestro Casanova!

Si existía algo peor en el mundo que Chanyeol, eso era Chanyeol con Baekhyun y Jongdae.

Suspiró pasándose una mano por la cara, iba a ser una tarde larga. Mucho. Demasiado.

—Ya nos ha contado Yeol lo de anoche —comenzó Baek con una sonrisa que sabía que no presagiaba nada bueno—, así que… ¿qué, y el dulce con glaseado?

Un rápido flash de la noche anterior se mezcló en una milésima de segundo con la risa escandalosa del enano de jardín y a Sehun le pareció que, si no le explotaba la cabeza a él, se la reventaba al otro.

—Qué gracioso, Baekhyun —puso los ojos en blanco mientras lo tiraba al suelo para sentarse en el sofá—. Ahora entiendo por qué la mitad de los días vienes con la marca del cucharón de madera de Kyungsoo en la cara.

Baekhyun le sacó la lengua en respuesta y Sehun se lanzó dispuesto a cortársela en trocitos y dársela de comer a los gatos que merodeaban por el parque de enfrente, pero Jongdae puso un brazo en medio, parándolo.

—Venga, venga, que haya paz… Baek, no te rías, solo es que Sehun no pasó las veces suficientes delante del camarero.

Si solo tuviera una cuerda a mano… una cuerda o un cable pelado, su sufrimiento habría acabado hacía tanto... Por un momento contempló la idea de arrancar el cable de la playstation de Chanyeol y ahorcarlos a los tres, pero claro, ¿qué haría con tres cadáveres? Apartó la idea de su mente y se contentó imaginándose que los tenía atados y los estaba torturando (haciéndole cosquillas a Baekhyun en el cuello, oh, macho, sí que disfrutaría…). De todas formas se guardó la idea en el archivo de por si acaso. Algún día…

—Ahora en serio, Hun-ah, queremos ayudarte, Jongdae tiene experiencia en ligues de discoteca —ante el comentario de Chanyeol, el aludido asintió, orgulloso. Sehun solo pudo bufar.

—Y que este tenga más éxito que yo…

—Si no fueras con esa cara de malfollao por la vida tal vez ligarías más. Todo tu yo grita NECESITO UN ALL-BRAN.

—¿Vais a seguir metiéndoos conmigo mucho rato más o cómo va la cosa?

—¡Pero no te lo tomes tan en serio, hombre! —Baekhyun le dio unos golpecitos en la rodilla mientras se levantaba del suelo para sentarse justo encima de él—. Sabes que en el fondo te queremos.

—Sí, tirado en una cuneta —rezongó, cansado.

—Eres demasiado dramático, Hun-ah~

—Como sea —le dio un manotazo poco amistoso a Chanyeol, sabiendo que su intención era ir a tirarle de los mofletes.

—En fin, ¡vamos a lo importante! Escucha atentamente, chico all-bran, este es el plan…

Si existía algo peor en el mundo que Chanyeol, Baekhyun y Jongdae juntos, era un plan de Jongdae.

3. Nunca hagas caso de los consejos de tus amigos, en el fondo solo quieren verte perder la dignidad para después recordártelo el resto de tu vida.

—No va a funcionar —Sehun se llevó las manos a la cabeza, echándose el pelo hacia atrás como solía hacer siempre inconscientemente.

—¿Por qué eres tan negativo, Hun-ah?

—¡No hay tiempo para lamentaciones, Casanova! Es hora de lanzarse —Baekhyun lo miró un segundo y al siguiente ya tenía la mano alzada— ¡CAMARERO!

Para cuando Sehun se giró para quejarse, no había rastro de ninguno. Lo habían dejado solo en la barra.

Malditos cabrones traidores.

—Dígame, ¿qué quiere?

Sehun inspiró profundamente y apoyó los codos sobre la barra, asomándose al otro lado y mirando descaradamente al camarero.

—Sí, mira, tengo una duda… ¿A qué hora abren esas bonitas piernas que tienes? —sonrió como le había dicho Jongdae y como había estado practicando todo el rato antes de ir al pub esa noche, levantando la vista para mirar a Jongin a los ojos.

—¿D-disculpe? —tartamudeó y Sehun podría jurar que se estaba poniendo rojo de la vergüenza, aunque era difícil de decir con la pobre iluminación del pub.

—Venga, no es necesario que disimules, somos mayorcitos —le guiñó un ojo y ahora sí que podía asegurar que estaba rojo. Hasta las orejas, concretamente.

Era el momento de pasar a la segunda fase que le había marcado Jongdae.

Sin mediar palabra y aprovechando que el camarero se había quedado pillado, alargó el brazo (era lo bueno de ser alto y tener casi más extremidades que cuerpo) y le dio una sonora palmada en el culo. Pudo notar perfectamente cómo se tensaba bajo su mano y, sí, le dio pena estar haciéndole eso (aunque una pequeña parte de su mente le gritó que, joder, pedazo culo, lo bien que se lo pasaría si pudiera jugar con él y Sehun se puso un poco duro).

—¡Joder, estás más apretado que las tuercas de un submarino!

Cuando, tiempo después, rememoró ese día, Sehun llegó a la conclusión de que ese fue el pistoletazo de salida. Aún hoy sigue sin estar seguro de qué pasó exactamente, pero recuerda volver a casa mojado, y no precisamente por el calentón.

(Nota mental: entrar a saco no funciona)

4. Vuelve a arrepentirte + planea cómo asesinar a tus amigos de forma lenta y dolorosa.

Si por Sehun hubiese sido, no se habría levantado de la cama en todo el día. Prefería mil veces hundirse en su miseria recordando la cara de espanto de Jongin a enfrentar las bromas y risas de sus amigos, pero claro, nada salía como él quería, así que a las once en punto tenía a Baekhyun en la puerta de su cuarto aporreando como si la vida le fuera en ello.

—¡Oh Sehun, tienes tres segundos para salir o entraré yo mismo y te aviso que me da igual cómo estés!

Sehun gruñó contra la almohada, molesto, pero aun así se levantó, porque enfrentarla furia de Baekhyun (que había aprendido demasiado de Kyungsoo, por cierto) tampoco era algo por lo que quisiera pasar.

—¡Ya vooooooooooooooooy! —gritó, arrastrando la o como sabía que le molestaba, solo para joder un rato, y se levantó de la cama.

Fue hacia el salón sin molestarse en vestirse, total, tampoco sería la primera vez que lo veían en ropa interior, y cuál fue su sorpresa al encontrarse no solo a Baekhyun, Chanyeol y Jongdae, sino a todos, TODOS, sus amigos: Kyungsoo, Joonmyeon, Minseok, Lu Han y Zitao. Sehun maldijo para sus adentros.

—¿Se puede saber qué significa esto? —solo de verlos le había aumentado el dolor de cabeza.

—Reunión de sabios —contestó alegremente Jongdae, agarrado del brazo de Kyungsoo—. ¿No es genial?

NO.

Aunque, bien pensado, podía aprovechar y prenderle fuego a la casa. Una catástrofe, una desgracia de la que solo saldría con vida él. El plan perfecto.

—Va, siéntate, Hun-ah, que vamos a comenzar.

—Dejadme un sitio, ¿no?

—Sí, mira, ahí tienes todo el suelo para ti —Lu Han lo miró con su sonrisa de niño bueno marca de la casa y Tao rió a su lado, porque le gustaba escuchar a gente que hablase el coreano casi tan mal como él.

—¿Un cojín al menos? —probó suerte de nuevo.

—Para eso tienes ese culo tan prieto y bonito que Dios te ha dado. Hala, deja de quejarte y siéntate, que hay trabajo que hacer.

Y así fue como Kyungsoo dio inicio a un largo día de discusiones, proposiciones estúpidas, bromas y, sobre todo, muchos, muchos, planes de asesinato.

Demasiados, tal vez.

5. La regla nº 3 no es siempre aplicable (esto depende de lo mucho que tus amigos sepan fingir que saben aconsejar).

Sehun miró el reloj, eran cerca de las ocho y ya se habían ido casi todos, excepto Tao y Kyungsoo (y Chanyeol, pero eso era porque vivían juntos), que esa noche lo acompañarían al pub, lo cual agradecía profundamente. No estaba seguro de poder soportar ver a Jongdae ligar con hasta tres tías distintas y un tío en una noche mientras él se comía los mocos (otra vez).

Se levantó del sofá solo para encerrarse en el cuarto de baño y darse una larga (laaaaaaaaaaaaaaaaaaaaarga) ducha antes de salir. Mientras estaba bajo el agua se volvió a preguntar qué demonios le había llevado a hacer aquella apuesta tan estúpida con Chanyeol. Posiblemente solo querría una anécdota graciosa cuando se lo propuso y Sehun picó como cuando se acababa de mudar a ese piso y la vida era una constante gran broma de su compañero (le costó aproximadamente tres meses, una noche completa sin dormir, un bote de miel, seis de nata y una bolsa de plumas que Chanyeol dejara las bromas, pero no se arrepiente de lo que hizo).

Cuando salió se vistió con lo mejor que tenía en el armario. Era su última noche y tenía que dar lo mejor de sí, aunque era difícil teniendo en cuenta la racha que llevaba a las espaldas.

Se estaba peinando con un poco de gomina cuando alguien llamó a la puerta.

—Adelante —murmuró y en seguida vio en el espejo el reflejo de Zitao, con el pelo teñido de rojo hacia arriba y los ojos felinos magistralmente delineados.

—Quería hablar contigo a solas antes de que nos fuéramos  —Sehun asintió volviendo a lo suyo mientras Tao se sentaba en el váter y comenzaba a hablar de nuevo—. Sé que la apuesta se trata de usar frases estúpidas para ligar, pero ¿has probado a no usar frases… —titubeó un poco, dudoso de su coreano— groseras? Respeto mucho a Chanyeol y Jongdae, en serio, pero visto lo visto no creo que su método para ligar sea el mejor.

Sehun se giró para mirarlo, interesado en lo que le estaba diciendo.

—¿Y qué me propones?

—Te gusta, ¿verdad?

Por un segundo se quedó de piedra. Le parecía atractivo, sí, y era adorable cuando levantaba la vista para mirarte a los ojos y se ponía un poco bizco, pero tampoco creía que fuera más allá de eso.

Aunque, por otro lado, si se paraba a pensarlo, tampoco le interesaba únicamente acostarse con él.

—Es… difícil de explicar.

—Bueno, pues en ese caso, sé tú mismo. Con un poco más de gracia, pero tú mismo a fin de cuentas —sonrió.

—¿Insinúas que no soy gracioso?

—No, no, te confundes. Afirmo que no eres gracioso.

Si el maldito chino no tuviese los reflejos más rápidos que había visto en su vida se habría tragado el bote de gomina.

6. A la tercera no va siempre la vencida.

Definitivamente esa noche Sehun iba a comerse el mundo, y no solo al mundo si había suerte. La charla con Zitao lo había animado más de lo que se pensaba y ya tenía una frase preparada para entrarle de nuevo al camarero.

Solo había un pequeño problema.

Pequeño, pequeño.

Pequeñísimo.

Había más camareros.

Sí, y al gran Oh Sehun se le había olvidado que existía la posibilidad de que le atendiera otro.

Cuando se le acercó un tipo que le sacaba al menos media cabeza, con un pañuelo rojo en la cabeza y cara de querer meterle una pajita de coctel por lugares que es mejor no nombrar, Sehun tuvo un pequeño flash de la noche anterior. De una manguera. Y agua muy fría. Ah, y una advertencia.

Sehun compuso su mejor sonrisa y pidió lo primero que se le pasó por la cabeza antes de girarse a Tao, que lo miraba expectante desde una mesa.

Definitivamente Sehun esa noche no se iba a comer nada.

7. No desistas. Al final por pesado te darán una oportunidad.

Una persona normal habría desistido después de dos noches infructuosas y ¿cuatro?, ¿cinco?, horas sin casi ni poder acercarse a Jongin, pero Sehun era especial. Especialmente idiota, como había matizado Kyungsoo cuando, a las tres, ya harto, se había marchado a su piso.

Chanyeol hacía rato que se había perdido, y Sehun prefería no buscarlo, ya había tenido bastantes imágenes desagradables del otro durante aquella Nochevieja que decidieron alquilar un local y celebrarla con sus amigos y los amigos de sus amigos y los amigos de los amigos de sus amigos y los vecinos de los amigos de los amigos de sus amigos y... bueno, eso. En resumen, aquel día se reafirmó en su sexualidad.

Tao seguía a su lado aunque Sehun podía notar perfectamente que se empezaba a impacientar, y posiblemente una castaña de pelo largo y curvas despampanantes que bailaba en el centro de la pista tuviera algo que ver. Al final le dijo que se marchara, total, eran las cinco y media pasadas y ya casi se había resignado a perder la apuesta y sufrir la venganza de Chanyeol.

Recogió su chaqueta en la taquilla y le dirigió una última mirada al local, que estaba prácticamente vacío. Seguramente cerrarían pronto, así que no tenía tiempo que perder. Porque sí, Sehun era especialmente idiota e iba a intentarlo una última vez.

Salió del local y lo rodeó para buscar la puerta trasera por la que se imaginaba que saldrían los empleados, como había visto en las series americanas. Esperaba tener razón, porque si no iba a ser divertido. Al menos había una puerta de metal donde se podía leer el nombre del pub y el logo.

Sehun se quedó mirando la puerta, concentrado, tal vez sí que tuviera poderes mentales y pudiera llamar a Jongin con su mente. Total, soñar es gratis.

En realidad no, no tenía poderes mentales, y estuvo esperando más o menos otra hora hasta que la puerta de metal se abrió. Lo primero que distinguió fue el flequillo moreno de Jongin y, no iba a mentir, se puso bastante nervioso.

Iba riendo sobre alguna broma con lo que Sehun creía que eran otros dos chicos. Reconoció a uno de ellos como el de la manguera y el pañuelo rojo en la cabeza. El otro no le sonaba de nada, pero parecía agradable y cuando reía se le marcaban dos hoyuelos.

En cuanto Jongin se percató de su presencia, dejó de sonreír, haciendo que Sehun sintiera un hueco extraño y pesado en el estómago. Levantó una mano e hizo un intento de sonrisa. Un tanto patético, sí.

De todas formas, la sonrisa le duró poco, exactamente lo que el del pañuelo tardó en percatarse de que estaba ahí.

—¿Quería algo? —Gritó en su dirección, levantando la barbilla—. ¿Tal vez otro manguerazo?

—Kris, está bien. No pasa nada —el tal Kris se giró para mirar a Jongin. Sehun no estaba seguro de cuál de los dos estaba más sorprendido.

—¿Seguro, Nini? No me fío de ese tío.

—Seguro. Marchaos vosotros ya.

El tercer camarero, que hasta ese momento se había mantenido al margen, se encogió de hombros y agarró a Kris por el brazo antes de que  pudiera replicar.

—Hasta mañana, Jonginnie.

—Hasta mañana, Yixing hyung —sonrió un poco antes de girarse de nuevo hacia Sehun y andar un par de pasos titubeantes en su dirección.

Era su gran momento y…

Se había quedado en blanco…

Se pasó la mano por la cabeza, intentando ganar tiempo.

—¿Y… bien?

—Pingüino gordo.

—¿P… perdona? —atinó a preguntar después de unos segundos en los que Sehun podía oír perfectamente cómo giraban los engranajes dentro de su cabeza.

—Nada, algo para romper el hielo.

Tal vez lo último que esperaba escuchar en ese momento era la risa de Jongin.

—Esa sí ha sido buena.

—Alguna tenía que ser —Sehun se encogió de hombros.

Era cómodo, estar riéndose como dos idiotas en mitad de la calle con el frío que hacía a esas horas. Por un momento, Sehun se olvidó de la apuesta.

—Oye… Mañana invito al desayuno, ¿quieres que te llame o te doy un codazo?

Alzó una ceja en dirección al camarero, que parecía querer pasar desapercibido pero se le escapaba una media sonrisa que lo traicionaba.

—¿Perdona?

—¿Qué? No eres el único que sabe frases estúpidas para ligar. A Yixing y a mí nos gusta llevar una cuenta de todas las que nos dicen los clientes, es divertido.

—Como no tienes mi número de teléfono, creo que acepto la opción de darme un codazo.

Jongin sonrió más ampliamente y Sehun le hizo una seña para que lo siguiera hasta su coche, que lo había dejado aparcado cerca.

(Cuarenta y seis palabras en dos frases, Sehun no pudo evitar contarlas con cierto placer. Era mucho más de lo que le solía dirigir a cualquier persona que hubiese conocido en el pub y eso ya era todo un logro).

8. Enhorabuena, usted ha ligado con el camarero buenorro del pub.

Cuando se despertó a la mañana siguiente y se vio solo en medio de un barullo importante de sábanas y mantas, Sehun calibró la posibilidad de que se hubiera imaginado todo en un delirio de borracho depresivo en mitad de la calle y que habría llegado al piso de puro milagro. Sin embargo, el olor a comida recién hecha que le llegaba y la ropa negra que había tirada en el suelo evidenciaba el hecho de que sí, había ganado la jodida apuesta.

Ya estaba deseando ver la cara de Chanyeol cuando se despertase.

Salió de la cama con más ánimos que los dos días anteriores y se encaminó a la pequeña cocina. Ahí estaba Jongin, con el pelo revuelto y las mejillas aún encendidas.

—No soy un gran cocinero precisamente, no es tampoco lo que se dice un desayuno decente y no te he dado un codazo para avisarte, pero creo que servirá.

—Con que sea comestible me conformo, no sabes las asquerosidades que he llegado a preparar yo.

Jongin rió quedamente y le hizo un gesto para que se sentase a su lado y comieran de una vez.

Definitivamente tenía razón, no era un gran cocinero, pero en ese momento no le podía importar menos. Ya no solo por haber ganado la apuesta o haber ligado con Jongin que… wow, sin duda era mejor de lo que se imaginaba, sino por el hecho de… estar juntos. Sí, se sentía a gusto.

No creía que fuera amor o algo por el estilo, era demasiado pronto y esas son palabras mayores, pero con el tiempo… ¿quién sabe? Si consiguió ligar con él a pesar de todo, cualquier cosa podría ocurrir.


P.D.: el “método Oh Sehun” funciona con uno de cada tres camareros y tiene una fiabilidad del 0’1%. Si no funciona, siempre puedes probar a desnudarte. Las probabilidades de que te denuncien son altas, pero de perdidos al río, amigo.

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