Título: Bambú
Número de capítulos: drabble
Participantes: (?)
Género: humor, crack
Autorización: PG
Comentario de la autora: no me hago responsable de la parida que es esto (?)
Érase una vez
que se era un pequeño panda al que le gustaba el estampado de leopardo, pero
como era un panda tenía que conformarse con su estampado de panda, obvio.
Tampoco estaba tan mal, era un panda sexy, los tenía enamorados a todos. Pero
no todo era de color de rosa en el mundo de nuestro protagonista...
Aunque él se veía
sexy, lo cierto era que tenía una bonita barriguita que le impedía escalar bien
y, en consecuencia, no podía llegar a las ramas de bambú para comer. A veces el
panda se lamentaba por tener su sexy barriguita, pero en su lista de cosas por
hacer todavía no estaba el ejercicio físico, porque si se iba a correr, dejaba
descuidados sus bolsos de Gucci ¡y Bambi podría robárselos! Ese era un riesgo
que no estaba dispuesto a correr, desde luego...
– ¿Qué clase de
cuento es este? –se quejó Tao desde su sitio en el sofá que ocupaba
junto con JongIn.
– ¿Quién
osa interrumpir mi perfecta y maravillosa narración? –SeHun levantó la
vista de la libreta que le había robado a JongDae unos minutos antes para
contar su cuento, omitiendo por completo la pregunta lanzada.
– ¿En
serio? –replicó de nuevo el maknae de EXO-M, con unas cuantas risas de
JongIn de fondo–. Vamos, no puedes estar hablando en serio, SeHun. ¿Un
panda fofo que se creía sexy?
– ¿Por qué
no? Te describe bastante bien –SeHun se encogió de hombros mientras
JongIn se tiraba al suelo entre risas.
Tao se levantó la
camiseta, mirándose el abdomen plano y visiblemente marcado con cara de
circunstancia.
– ¡¿De verdad
crees que estoy gordo?!
– Un poquito...
En ese momento,
Tao se puso de pie de un salto, poniendo su mejor pose de indignación, y salió
corriendo del salón para encerrarse en el baño, donde tendría otra de sus
eternas sesiones delante del espejo.
SeHun se quedó en
su sitio, quieto como una piedra, mientras JongIn se levantaba del suelo y
rebuscaba algo en los bolsillos de su pantalón.
– Toma, te lo has
ganado –el moreno le tendió unos cuantos billetes doblados y algo arrugados que
SeHun cogió rápidamente para guardárselos.
– Recuérdame que
nunca más haga apuestas contigo –murmuró mientras se levantaba de su sitio para
ir a buscar a Tao.
JongIn rió de
nuevo, a sabiendas de que esa no sería la última vez. Le daba igual haber
perdido casi 3.000 wons, aquello había merecido la pena, y mucho. Ya tenía
ganas de probar suerte con KyungSoo.
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